martes, 5 de febrero de 2008

Psique Y Eros


Continuando con las dedicatorias: Esto es una reseña de una noche de cómo sería el romance de Eros y Psique. Dedico este pequeño regalo a mi buena Amiga Nady (Psique). Estuvo guardado en mi disco Duro.

PSIQUE Y EROS

Miles de mariposas multicolor revoloteaban por el jardín lleno de flores. Los amantes nuevamente se entregaban el uno al otro. El saco de flechas de Eros estaba en el piso desordenado junto al vestido blanco de Psique. La noche era oscura y nada podría ser visto a no ser por el brillo de la Luna llena.

El aroma de los narcisos se desprendía conforme los amantes se acariciaban recostados sobre las flores, desnudos en una belleza perfecta. Los suspiros eran acompañados por el silencioso revoloteo de las mariposas. Unas pequeñas luciérnagas brillaban y se reflejaban en las sudorosas pieles de los amantes.

Eros recordaba que su madre Afrodita le había ordenado causar que Psique se despose con el ser más repugnante, pero la belleza de la joven lo hizo desobedecer a la Diosa de la Lujuria y el Amor. ¿Cómo alguien podría osar lastimar a tan bella mujer? Él nunca lo permitiría así tenga que enfrentarse a todo el Olimpo, él haría feliz a Psique.

Psique sonreía a su amor, pues al ser tan bella muchos le temían, e incluso la consideraban inalcanzable. La pobre mucha había pasado por muchas pruebas impuestas por su suegra. Pruebas que podrían competir con aquellas impuestas por Hera para Hércules.

Las manos masculinas del joven y hermoso Dios sabían lo que hacían. Las caderas de Psique eran acariciadas con delicadeza, mientras sus labios eran invadidos por el apasionado beso de Eros. Era una danza de a dos, una danza hecha únicamente para ellos dos. El amor que Eros tenía por su esposa no haría a nadie recordar aquel mal entendido que tuvieron hace tanto tiempo, cuando Psique, siguiendo los consejos de sus hermanas, desconfió de su amante nocturno e intentó descubrir su identidad, causando la rabia del Dios.

Como dicen cuando el amor es verdadero, nada puede evitar que se unan los amantes, como si fuese alquimia fusionándolos en un solo corazón. Psique, aparte de su belleza, poseía la fuerza para luchar por su amor contra quien sea , como bien lo demostró, no solo ganándose el favor de Eros y la inmortalidad regalada por Zeus, si no también el respeto de la envidiosa Afrodita, pues Psique demostró ser digna de su hijo

Los jadeos aumentaban, mientras Eros se introducía en su mujer. Psique mordía suavemente los labios de su esposo y arañaba sutilmente la ancha espalda de quien la invadía de lujuria y pasión.

Solo Hades se compara a Eros en su fidelidad con su esposa, pues aunque sea el encargado que los mortales se enamoren, nunca osaría serle infiel a su hermosa dama.

El placer los invadía a ambos mientras las mariposas revoloteaban. El fruto de su amor, Voluptuosidad, no se encontraba en los alrededores por lo que podrían disfrutar de una noche de entrega total a sus anchas.

Psique retorcía su espalda de placer mientras su marido sujetaba sus caderas, lamiendo los pechos de su mujer. El alma de Psique se unía a la de Eros en un momento de placer, romanticismo y erotismo, todo mezclado en uno.

Ambos amantes estaban a punto de llegar al clímax, al punto donde no son necesarias las palabras, aquel punto en el que los ojos dicen “Te amo”. La hombría de Eros se hinchaba dentro de su mujer en el momento que el orgasmo lo invadía.

Sería la última noche en mucho tiempo en que Psique podría compartir algo así con su marido. Era la época del año cuando Eros trabajaba más era el inicio de la primavera y serían 3 meses antes que su marido regrese. Sólo las mariposas, símbolo de la vida, le aliviarían la nostalgia pues las bellas flores voladoras son el recuerdo de las pruebas que Psique tuvo que pasar para conseguir recuperar a su amado.

Eros explotó y Psique llegó al clímax a la vez. Ambos se quedaron recostados sobre el bello jardín , respirando el aroma de las flores y viendo volar a las mariposas y luciérnagas. Eros se quedó dormido sobre el cuerpo de su esposa, quien no quería perder ni un segundo valioso que tenía para verle, para cuidarlo. La cabellera rubia de Eros era acariciada por los largos dedos de la suave mujer. Una mirada de ternura al verlo pues parecía un bebé durmiendo. Psique se quedaría observando a su amante toda la noche, acompañada por la Luna, las mariposas y las luciérnagas y el delicioso aroma de las flores y de haber hecho el amor mezclados en uno.

El sol salió y Psique despertó arropada en una sábana de seda color rosa. Su marido se había retirado a sus labores pero en su lugar había una hermosa rosa encerrada en un cristal. La rosa funcionaba como un reloj de arena. Con cada pétalo carmesí que caía, el día en que Eros esté de vuelta con su amada, se iría acercando. Una triste lágrima se asomaba por cada uno de aquellos ojos color violeta y un suspiro resignado. Una sonrisa triste en sus labios porque recordaba que su único amor la hizo suya otra vez. Una rosa que simboliza la esperanza que el alma necesita para esperar a que regrese el amor...

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