No puedo ser desagradecido con el año 2025. He tenido el
espacio para mejorar mi salud mental y preocuparme por mi desarrollo personal. Pude
enfocar mis esfuerzos en nuevas experiencias que me han enriquecido como el
taller de Guion o el Taller de Doblaje. Gracias al apoyo de muchas ferias, fui
capaz de vender el último libro del tiraje que saqué (se siente bastante
orgullo si me permito decirlo yo mismo). En el lado más oculto, logré
incrementar mi intuición natural y romper paradigmas que, tal vez, me
limitaban. Mi empatía logró crecer a la par. Como ratón de biblioteca, superé
mi reto anual de 17 y leí 19 libros a lo largo de los 12 meses (nada
despreciable).
Es cierto, la parte laboral ha sido variada. Las distintas
experiencias con los populares cachuelos me han dado una perspectiva diferente
y más realista.
En la parte del amor y amistad, los lazos que me cuidan se
han fortalecido y, es justo admitir, me levantaron cuando el ánimo no fue el
mejor. Es una bendición oculta. Tomar vuelo para prepararme para lo que se
viene. Termino el año con cicatrices, sí, pero con optimismo e ideas frescas.
Agradezco a Dios su cuidado. Encendió las luces cuando todo
se veía borroso y atemorizante.
Amo escribir, actuar, ser creativo y ser útil, pero ahora he
logrado integrarlo en mi vida como herramientas en mi haber para seguir
caminando en esta aventura.
Leí algo interesante. En 2025 la serpiente limpió el camino
para que el 2026 el caballo pueda trotar sin problemas.
Aún queda un día y un cachito de este 2025. Trataré de aprovecharlo
al máximo. Que me repartan las cartas con la jugada ganadora. Estoy listo para
retomar la silla del caballo.
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