domingo, 12 de enero de 2025

Tolerancia al veneno

 


 


Los seres humanos manejamos distintos niveles de tolerancia a las toxinas y, como dicen por ahí, lo que no te mata te fortalece. Pero ¿qué tan alta debe ser nuestra tolerancia a la toxicidad?

 

Soportamos el veneno, muchas veces superando nuestros límites, porque nos hemos acostumbrado a respirar y beber la ponzoña. Llega un momento en el que debes decir “ya basta”.

 

Estamos tan adecuados al veneno que no queremos aceptar cuando ya nos perjudica la salud. Las clases de desechos tóxicos que permitimos nos rodeen son variados: actitudes pasivo-agresivas, comentarios desatinados, opinar de cómo vive otra persona, amenazas contra la reputación, subestimación, sentimiento de culpa, etc. El mejor antídoto es quitarse eso de raíz. Si algo te lastima o no te hace crecer, bótalo. No es necesario que nos inyectemos, a modo de heroína, el cianuro que nace en las otras personas con tal de no quedar mal o ser aceptado.

 

La resiliencia nace del amor propio y del respeto. Pongamos barreras que nos protejan de gases tóxicos que otras personas, ya sean familiares, amigos, conocidos o enemigos emiten.

 

La vida propia es importante. Que nadie te diga cómo vivir pues cada uno recorre su camino propio. Ya suficiente veneno generamos nosotros mismos como para seguir bebiendo el ácido que otros secretan.

 

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