Me intoxiqué, sin darme cuenta. El veneno invadió mi cuerpo,
mente, corazón y espíritu. Conseguí el antídoto antes que fuera demasiado
tarde: la mezcla de sangre, sudor, lágrimas y miel me sanó.
El himno de amor propio se mezcló con las notas en las voces
de quienes me aman. Un escudo protector para evitar calcinarme en la rutina
impuesta y heredada.
Mis miedos me invadieron. Trajeron fantasmas, antiguos y
nuevos, para atormentarme. Me reclamaban. Deseaban castigarme por mis errores
cometidos. El dolor del rencor sin perdonar es intenso.
Soy el viajero en búsqueda de lo que me hace falta. Dejo
atrás lo que fui obligado a perder. Sobreviviré a los obstáculos por lo que se
viene: potencial sin activar. Cambios milagrosos me esperan. El destino final
del viaje será momento de renacer. Es momento de aceptar lo que siento.
La vida es un círculo. El tiempo es una ilusión. Conseguiré
el premio. La tierra se fertiliza con mis lágrimas y la vida nace después de la
muerte. Los sueños necesitan trabajo y pasión. Nadie está solo en su camino.
Recargaré mi espíritu cansado. Haré estallar mi potencial
como una super nova y sobreviviré al hoyo negro que decidió acecharme. Me haré
invencible. Yo soy mi más grande enemigo y mi más valioso aliado.
Esta prisión tiene reglas conocidas. Así que debo dejar mis
cadenas atrás. Quien seré me recibirá si caigo. Las fases de la luna me guiarán
en este camino.
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