domingo, 20 de marzo de 2016

Reflexión de la Vida

Se podría decir que no hay persona en este mundo más mordaz e irónica que la Vida misma, siempre dándonos oportunidades, pero usualmente negándonos el poder disfrutar los resultados.
A lo largo de la historia vemos prueba de las crueles burlas de la Vida. Por ejemplo, tenemos a Beethoven, uno de los mejores pianistas y compositores que el mundo podría haber albergado y sin embargo, quedó sordo. Beethoven usaba una “corneta” para poder escuchar. Otro ejemplo podría ser Michelangelo Bonarotti quien perdió la vista al pintar la bóveda de la Capilla Sixtina. Así hay muchos ejemplos graficados en los libros de texto o incluso la Biblia.
Muchas veces nos quejamos por no ver los resultados a nuestros esfuerzos, o porque no obtenemos la reacción en el momento realizar una buena acción, muchas de estas quejas, aunque con razón, son injustas pues la vida demora en mostrar los resultados. Incluso hay veces en las que nuestra labor no da frutos hasta mucho después de abandonar este mundo. ¿Es que acaso no existe la equivalencia de intercambio? ¿Nuestro esfuerzo es en vano?
No debemos desanimarnos por eso, pues bien lo dijo Einstein “ Sólo aquel que vive por otro vive en realidad”. Nuestras acciones y sus consecuencias positivas servirán a otras personas, no necesariamente a nosotros mismos, al igual que nosotros nos hemos beneficiado con las acciones de personas que vivieron en el pasado y nunca vieron su obra completa.

Es un reto muy grande, poder hacer algo sabiendo que posiblemente no lo podamos disfrutar, pero las personas que lo hagan, terminarán haciendo algo por otro sin saberlo si quiera. ¿Podremos vencer nuestro egoísmo y soberbia al punto de hacer algo bueno a cambio de no verlo? Pues eso es decisión de cada uno...

Lo escribí el 20.03.2015

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