miércoles, 8 de julio de 2015

Degeneración




Imagen borrosa de la humanidad que se tiñe de verde envidia
mientras las mujeres que sedujeron castran a quien tanto las amaron en vida
todo para saciar un hambre eterna
y la saliva ácida de la existencia falsa corroe la puerta del destino.

La maternidad se disuelve en el agua,
sin derecho a memorias puras sobre los hijos,
para que se vuelvan humanos cargados de ira.

Es nuestra codicia humana la que nos pide tenerlo todo,
robando incluso almas que son adictas al terror
para que nuestro frágil orgullo no nos permita
ver más allá de nuestras narices.

Pastoreando voluntades,
manipulando emociones para que otros seres pierdan sangre en sus entrañas porque no hay pecado más grande que la vida robada.

Ser amado perdido
el cual cobra un gran precio para ser redimido
de la locura llamada vida y
de este tren que se incendia
mientras la piedra roja nace
de la muerte de espíritus de vírgenes violadas
que se desangran por sus lagrimales.

Castos reflejos de vidas pasadas
en las que las serpientes
muerden su cola por culpa del pecado del padre:
derramó semen sin meditar
que traería vida a seres que jamás podrá cuidar.







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