¿Quién te persigue?
Corres tan rápido que pareces volar.
Te niegas a mirar atrás para comprobar si
te siguen persiguiendo o no. Yo no veo a tus persecutores.
Querido amigo, ¿por
qué acudes a mí? Yo siempre te critiqué y en algunas ocasiones quise atraparte
lejos.
Siempre te llamé gritando o susurrando y nunca regresaste.
¡No sabes cuánto te odié esas oportunidades! Sin embargo, creo que en realidad quería apelar a tu misericordia y lo ocultaba
bajo mi amargura acumulada.
Dices que me buscas a
mí porque me necesitas… es curioso… pensé que era al revés. Siempre me presionabas a correr y ahora
quieres calmarte y darme un respiro. Suena tan bien que no parece cierto.
Tiempo, no me es fácil creerte… siempre fuiste cruel conmigo y mis amigos y nos
apresurabas. Las manecillas de todos los relojes giraban con la velocidad de un
latido de corazón, quizás más rápido… no lo sé. Puedo intentar perdonarte por
el estrés que me regalaste…Es cierto, me diste varias cosas, pero no las pude
disfrutar tanto. ¡Contigo todo es tan pasajero!
Está bien, empecemos
de 0. Te pido perdón por todo el mal trato que te di. Avancemos juntos... Tal
vez yo me demore un poco, pero espero aprovechar al máximo tu compañía y
aceptarte como un viejo amigo y prometo dejar mi antagonismo de lado. Quisiera
más de ti. Ayer…hoy…mañana… Trabajemos juntos tú el padre Tiempo y yo el
humano.
***Escrito el 11.05.2014 gracias a un reto de mi amigo David Cortez
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