Uno
de los primeros verbos que aprendemos a conjugar, pero el penúltimo que
realmente empezamos a usar (el último solo es morir). ¿Qué significa realmente
amar? Muchos escritores, desde el tiempo de la mitología, pasando por los
autores bíblicos hasta poetas contemporáneos han intentado definirlo. Algunos
dicen que es el poder por excelencia, capaz de vencer todos los maleficios o
incluso vencer a la propia muerte.
¿Cómo
una acción tan fundamental para la vida es tan difícil de aprender? ¿Acaso amar
es solo un verbo más? Una acción tan peligrosa que motiva la entrega a otro
ser. Los padres aman a sus hijos, los hijos aman a sus padres, los esposos se
aman, los amigos se aman unos a otros, pero ¿qué ocurre cuando en lugar de amar
decidimos jugar?
Tantas
definiciones tan buenas en la teoría, pero en la práctica no hay instrucciones
para realizar la “tarea” a manera cabal. No hay expertos en el amor. Ni Afrodita
ni Cupido existieron. La Biblia nos dice que amar es ser paciente, que el amor
perdona todo, que no hay amor más grande que dar la vida por los amigos, entre
otras interpretaciones. Los poetas modernos y antiguos lo definen en su faceta
romántica o erótica. Algunos de ellos se arriesgan a hablar de su antítesis: el
desamor.
A
pesar de todas las historias, todos los poemas, todos los versículos y todas
las obras de arte que abundan en la cultura humana, aún no encontramos la
conjugación perfecta:
·
Yo
amo.
·
Tú
amas.
·
Ella/Él
ama.
·
Nosotros
amamos.
·
Ustedes
aman.
·
Ellos
aman.
Todos
los pretéritos, los presentes los futuros y condicionales del verbo AMAR se ven
perfectos en los libros y pergaminos, pero al momento de evaluarnos, muchos
hemos fallado (a veces hemos aprobado con las justas).
Todos
los sabios han estado cerca de comprender el amor, e incluso han llegado a amar
realmente. Sus investigaciones y experiencias se resumen en protección de otro
ser, buscando todo el bienestar que se pueda obtener para el prójimo. Se define
también como verbo transitivo que nos motiva a llevar a cabo otros verbos, los
cuales no haríamos en situaciones comunes. El amor también es definido como el
virus más contagioso, bello y “utópico”, pero más terrible que la muerte misma.
Cuando
uno de nosotros aprende a “conjugar el verbo” en la práctica, se siente miedo y
tranquilidad a la vez, por más que suene paradójico. Se dice que todos tenemos
el potencial de amar sin medida y que la medida de la vida de un hombre se
define en las estaciones de amor a lo largo de la vida. Sin embargo, no hay
acción que sea más difícil iniciar.
Frases
como “amar en verdad es como bailar descalzo en un rosal. Te lastimarás pero de
seguro valdrá la pena” o “quien no recuerde una locura de amor es que nunca amó
en verdad” son frases cargadas de fuerza latente, la cual no se activará hasta que
entendamos todas las implicancias. Amar no solo es una sensación espiritual o
una reacción química en nuestras glándulas. Amar suena inalcanzable, pero eso
es lo que lo hace tan perfecto: porque lo que vale la pena es lo que cuesta en
verdad.
Aunque
nosotros los humanos seremos incapaces de definir al 100 % el amar, somos
capaces de, en nuestra imperfección, ver chispazos de genialidad que nos
permitirán promover la acción alejando el miedo y el dolor inicial. Es cierto,
dolerá y tal vez “amar” nos obligue a llorar más de una vez, pero está en
nuestro instinto o escrito en nuestros genes el conjugar de manera
objetivamente un verbo tan subjetivo.
+++ARTÍCULO ESCRITO EL 25.05.14 COMO RESPUESTA AL RETO DE ROXANA BAZAN DE ESCRIBIR ALGO BASADO EN LA PALABRA AMAR
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