martes, 27 de febrero de 2024

Nada es lo que parece


 

Permite que los príncipes rescaten a otros príncipes y que las princesas se secuestren unas a otras para despertar el potencial síndrome de Estocolmo.

 

Que las brujas te demuestren su bondad, pero desconfía de la niña que ha ensayado su rol de “Mary Sue”, tan inocente y dulce, el personaje “perfecto”. Ella esconde un puñal en su crucifijo y no dudará en clavártelo entre los omóplatos, justo en el punto inalcanzable para ti.

 

Hay honor entre ladrones. Para qué robarle a otro ladrón. Los cien años de perdón están sobrevalorados.

 

Hay putas que aman y vírgenes que odian. No prejuzgues.

 

Los niños con alma anciana y los abuelos con el niño interior despierto abundan en cada rincón.

 

La sangre ya no protege (sí Caín, te hablo a ti). Los sueños pueden convertirse en pesadillas.

 

Hay personas que en silencio se comunican mejor y charlatanes que no dicen nada nunca.

 

Los ángeles de alas negras pueden salvarte. Lucifer fue un ángel de plumas prístinas.

 

Tu felicidad depende de tu corazón. Solo importa que el miocardio esté latiendo apasionadamente. No interesa a quien tu alma desea.

 

Los padres no siempre son buenos y los hijos no siempre inocentes. Eros y Tánatos juegan en el parque; Medusa fue víctima: violada por el orgullo del dios del Mar, pero a ella se le culpó por no respetar a la representante “más sabia”.

 

Un espíritu frío a veces puede calentar más que un abrazo vacío. Nada es lo que parece… Nada parece lo que es.

 

 

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