Soy
Hécate, diosa guardiana de la hechicería. Los iluminaré con mis antorchas,
jóvenes usuarios de mis dones.
No importa
su origen, sexo o su predilección por la maldad o bondad, busquen formar parte
de un aquelarre. Brujas y hechiceros recuerden que en soledad no tendrán poder
verdadero.
Hijos
e hijas míos, la magia es neutral. La moral de cada uno los guiará por el
camino que elijan. Apóyense en su aquelarre.
No
importa su experiencia con encantamientos, maldiciones o pociones, miren el
fuego de mi antorcha y sigan su corazón. Así no se equivocarán.
Acepten
mi invitación. Mi aquelarre las guiará, pero debo de advertirles: cuiden su
corazón. Si derraman una lágrima por ruptura del mismo, perderán sus poderes
que tantos les costó obtener. No interesa si la ruptura viene por amor
romántico o filial.
No
intenten imposibles. Una cosa es embotellar el gusto y la lujuria, pero el amor
es una magia primordial y no puede ser creado.
Hijos
e hijas míos, vengan a mi templo y reciban mis dones. Busquen aquel aquelarre
que los ayude a su felicidad. No sean soberbios, por egoísmo se puede perder lo
más valioso. Una bruja sin su aquelarre no es nada.
Hagamos
un pacto: cuidemos el aquelarre y el aquelarre les cuidará.
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