Espero les guste
Magia Gitana
Celeste estaba
consultando las cartas, como todas las noches, bajo la luz de las velas
aromáticas. Su cabello azabache reflejaba las danzantes flamas. Había
aprovechado la noche libre de clientes para consultar su propia fortuna y
decidir sus acciones, pues un presentimiento obscuro la invadió durante todo el
día.
La lectura no arrojaba un augurio alentador:
la Torre seguía saliendo, sin importar las veces que las cartas fueran
arrojadas. Su abuela Anra, la matriarca actual de su comunidad gitana, le había
explicado todas las combinaciones posibles que los arcanos mayores podrían
mostrar y su preocupación nacía de ese conocimiento, pues durante toda la noche
aparecieron las peores mezclas posibles. La primera vez, las fuerzas místicas
le mostraron la carta de la Muerte acompañando a la temida Torre Derrumbada:
Augurio de desgracias y pruebas muy
fuertes. La segunda echada mostró al Diablo como residente de la Torre: Signo
de situaciones violentas. Finalmente, apareció la combinación de la Torre, el Colgado
y el Loco: Conflictos que causarán dolor y depresión extrema. Definitivamente
algo estaba a punto de pasar y ella debería estar lista. No había sentido tanta
energía negativa en toda su estadía en Lima, Perú.
En su ciudad
natal, Madrid, ella llevaba una vida cómoda gracias a sus habilidades para el
hurto. Siempre fue respetada y temida por sus rituales para atraer a otros o de
venganza, sin embargo meses atrás recibió el llamado a salir de su país junto a
su comunidad conformada únicamente por mujeres gitanas. No creían en el
matrimonio. Creían que el amor sí existía y la lujuria y sensualidad eran buenas formas de demostrarlo, pero los
hombres simplemente no eran del todo confiables. La naturaleza masculina
entraba en conflicto con la magia gitana.
El llamado se manifestó en sus distintas artes
de adivinación. Cuentan las leyendas que desde la antigüedad sus matriarcas
ancestrales hicieron un pacto con la Luna para obtener sus poderes y
descendencia femenina perpetua. Son estos poderes los que le otorgaban bastante
sensibilidad a los presagios que se presentaban, algunos de manera sutil y
otros de maneras más violentas.
Las noticias
alrededor estaban cargadas de asesinatos, ajuste de cuentas, ultrajes y
perversiones. La naturaleza humana estaba tocando fondo y uno debería ser tonto
para ignorar aquellas señales. La que más le llamó la atención fue una noticia
que leyó en el periódico unas semanas atrás. Un hombre perdió la razón en una
sucursal de Starbucks, ubicada en Surco. Los especialistas no podían explicar
la causa de tremenda reacción: el hombre balbuceaba y parecía estar obsesionado
con unos ojos verdes, según afirmaba la prensa. El hecho la intrigaba. Sentía
una extraña conexión, aunque no podría explicar el por qué.
Celeste
necesitaba un poco de aire. Salió a recibir un baño de Luna llena y fue cuando
se sintió observada. Ella estaba lista para defenderse. Prefirió alejarse de la
comunidad gitana para no arriesgarla. Siguió caminando y podía percibir en el
aire que alguien la seguía desde las sombras. Llegó a un parque con una laguna
artificial al medio. La Luna llena se reflejaba en las turbias aguas. Decidió
que ya era suficiente.
-“¡Sal de
dónde estés, cobarde! ¡No te ocultes en la noche!”- Gritó al vacío. Era la
media noche y no había personas alrededor, lo cual le permitía una mayor
agudeza auditiva. La adrenalina en su organismo la hacía estar más alerta que de
costumbre.
Desde las
sombras, un joven hombre de cabellos negros y cuerpo formado por una marcada
musculatura saltó al frente. Estaban a unos escasos metros y ella podía sentir
el aroma atrayente que el masculino torso desnudo despedía. No era un olor a
sudor. Era un olor distinto. El aroma le causaba cierta excitación. Algunos
biólogos lo hubieran llamado feromonas. En cualquier otro momento, ella habría
apreciado el rostro atractivo del hombre y los jeans rotos que colgaban de sus
caderas pero en la situación actual, ella estaría dispuesta a todo por salvar
su vida.
Celeste pudo
notar una mirada perdida. Los ojos del hombre mostraban furia animal. La noche
era fría y, a pesar de los metros que los separaban, ella podía sentir el calor
que emanaba el cuerpo del intruso. Había algo salvaje en los rasgos del rostro
de aquel individuo.
-“Bruja… es
tiempo que nos devuelvas el favor de la Madre Luna.”- el gruñido del joven
parecía canino.
La mujer
gitana no podría darse el lujo de admitirlo en voz alta, pero ese gruñido le
heló la sangre. Sentía un miedo como el que sentiría una presa ante un
depredador rabioso. –“No me asustas”.- mintió Celeste.
El labio del
hombre se torció en una mueca, mostrando sus dientes. Levantando la mirada
hacia el cielo y colocándose en cuclillas gruñó aún más fuerte. Se escucharon
ruidos provenientes de las ramas y arbustos. Celeste no podía creer lo que veía:
distintos animales parecían acudir al gruñido del hombre. Los gatos, las aves,
los perros y hasta los roedores se estaban acercando. En un conteo veloz, podría
haber unos veinte animales a los pies del misterioso hombre.
-“¡Tú y tus
embusteras compañeras nos robaron el favor de la Madre Luna! Yo lo recuperaré
para mi gente. Somos nosotros los que merecemos su poder…somos los guardianes
de lo natural; ustedes han corrompido las ancestrales enseñanzas. ¡Infieles!”-
La voz del joven dejó de lado la cualidad animal y por un instante sonaba humana.
Su voz era suave, lo cual contrastaba con la fuerza de la amenaza. Los animales
observaban como si esperaran alguna indicación u orden.
-“¡No sé de
qué hablas! ¿Quién eres tú?”- Celeste comenzó a dar unos pasos tentativos hacia
atrás, buscando distanciarse lentamente.
El hombre no
respondió. Solo se puso completamente de pie y levantó su dedo índice,
señalando a Celeste. –“¡Ataquen!”
Los animales
se lanzaron en contra de la solitaria mujer, quien solo pudo dar la vuelta y
correr. Las aves la alcanzaron primero. Intentaban picotear su cabeza mientras
que con sus manos ella evitaba que los afilados picos tocaran su rostro. Los
gatos intentaron hacerla tropezar, pero no fueron lo suficientemente rápidos
para eso, aunque sí lograron arañarle las piernas. La falda larga estaba
rasgada.
La joven
gitana se encontró sin salida. Sin notarlo, había corrido hacia una emboscada.
Por un lado, la perseguían cinco aves y
tres gatos. Por el otro lado la esperaban ocho perros de distintas razas y
cuatro ratas, todas ellas mostrando los dientes. En medio de la laguna
artificial, un tozo de concreto formaba una isla falsa, conectada por más
concreto a la parte principal del parque. Ella estaba al medio de dicha isla.
Los animales estaban observándola, esperando nuevas indicaciones.
Aquel hombre
que incitó el ataque, se acercó y se colocó detrás de su ejército nocturno.
–“No tienes escapatoria. Si te rindes ahora, podría considerarte digna para
aparearnos…”- La voz parecía más
coqueta, no sin perder el tono amenazador.
Celeste no
tenía escapatoria. Estaba rodeada. Dicen
que cuando un animal se siente aprisionado, saca fuerzas de flaquezas y ataca
con todo su arsenal. Con los humanos debe ser igual, pues en ese momento
recordó algo que su abuela le había mencionado cuando le contaba las historias
de las gitanas antiguas. –“Cuentan las leyendas, querida, que en los tiempos de
mayor peligro nuestras matriarcas invocaban el poder de la Madre Luna para
traer a la vida las más maravillosas maldiciones gitanas. Recuérdalo, alábala y
pídele apoyo utilizando lo que más te apasiona. La Plateada Madre te protegerá,
en especial si la invocas en plena Luna Llena.”
Sin mayor
esperanza que recordar las antiguas enseñanzas, la mujer cerró sus ojos y
silenciosamente pidió el apoyo de la Luna. Inconscientemente comenzó a mover su
cuerpo en una danza seductora. Elevó sus manos y comenzó a hacer patrones con
sus dedos, mientras sus caderas se movían de un lado a otro. El viento agitaba
su falda y sus cabellos. Los rayos lunares se reflejaron en la piel canela de
la muchacha.
-“Vaya forma
de rendirte. Me regalas a mí tu nuevo amo un baile erótico. Se ve excelente…”-
El hombre no podía ocultar su exaltación. Estaba tan absorto en los movimientos
de la gitana bailarina que no notó que el agua de la laguna comenzó a agitarse
en pequeñas olas.
Los ojos de
celeste se abrieron de golpe. Se habían tornado blancos como la Luna misma. Su
baile proseguía, pero ahora eran movimientos más duros y bruscos. Moviendo sus
brazos hacia su pecho, ocasionó que las ramas de los árboles se movieran. El
agua se agitó más. Las aves y roedores fueron los primeros en huir. Los gatos y
los perros escaparon con el rabo entre las patas. Una de las ramas más cercanas
golpeó con fuerza al hombre, quien presa de la sorpresa, no tuvo tiempo de
reaccionar. El baile de Celeste duró solo unos minutos, pero estaba agotada y
cayó rendida luego de comprobar que su atacante estaba inconsciente.
***
-“Abuela, ¿qué
fue lo que pasó?”- Celeste estaba en su cama siendo atendida por su abuela
quien estaba moliendo algunas hierbas en su mortero para hacer un ungüento para
tratar las heridas de su nieta. La habían encontrado utilizando la radiestesia
y la habían llevado a su comunidad antes que el hombre recuperara la consciencia.
-“Al fin ha
ocurrido. Quién te atacó debe ser David, el heredero de la Tribu Animal. Lo
deduzco por lo que me describes: manipulación animal, cuerpo atlético,
fragancia perturbadoramente placentera y el uso de la conjugación del verbo
“aparear”. Han sido nuestros rivales desde tiempos inmemoriales. Ellos han
estado celosos de nuestra relación con la Madre Luna desde siempre, pero nunca
se habían atrevido a atacar. Veo que es impulsivo. Ha roto todos los tratados
de no involucramiento de ambas razas. Esto está mal y traerá consecuencias. Me
dices que tu lectura ayer no fue alentadora. Las señales no mienten.”- La
anciana Anra dijo con pesadez en su voz.
–“Existe una
predicción realizada por la primera de nosotras: “Aquella hija de mi sangre que logré invocar el poder completo de la Luna
deberá prepararse para luchar. Serán cuatro los elegidos por el destino, uno
por cada punto del mapa, para proteger el mundo de la decadencia humana. Cuatro
serán sus rivales naturales. Ambos grupos gozarán de fuerzas que los demás
desconocen. Ambos grupos se reconocerán por sus marcas al nacer”. Esa
historia ha pasado de madre a hija por más de mil años. No pensé que podría ser
testigo a mi edad.”
-“Hija mía, tu
cansancio pasará. Debes recuperar tus fuerzas y aprender a controlar tus
poderes. Eso es algo que nosotras no podremos hacer. Busca a los otros tres
elegidos del destino. Usa tu sabiduría. Pero todo a su debido momento. Ahora
debes descansar.”- Anra coloca su mano en la frente de Celeste, quien volvió a
caer en un profundo sueño. –“Madre Luna, cuida a mi Celeste. Le esperan grandes
pruebas y solo ella podrá superarlas si su espíritu es fuerte. Guíala a cumplir
su destino.”
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