lunes, 4 de julio de 2016

Magia Gitana

Esta mini historia complementa: Locura


Espero les guste

Magia Gitana


Celeste estaba consultando las cartas, como todas las noches, bajo la luz de las velas aromáticas. Su cabello azabache reflejaba las danzantes flamas. Había aprovechado la noche libre de clientes para consultar su propia fortuna y decidir sus acciones, pues un presentimiento obscuro la invadió durante todo el día.

 La lectura no arrojaba un augurio alentador: la Torre seguía saliendo, sin importar las veces que las cartas fueran arrojadas. Su abuela Anra, la matriarca actual de su comunidad gitana, le había explicado todas las combinaciones posibles que los arcanos mayores podrían mostrar y su preocupación nacía de ese conocimiento, pues durante toda la noche aparecieron las peores mezclas posibles. La primera vez, las fuerzas místicas le mostraron la carta de la Muerte acompañando a la temida Torre Derrumbada: Augurio de desgracias y  pruebas muy fuertes. La segunda echada mostró al Diablo como residente de la Torre: Signo de situaciones violentas. Finalmente, apareció la combinación de la Torre, el Colgado y el Loco: Conflictos que causarán dolor y depresión extrema. Definitivamente algo estaba a punto de pasar y ella debería estar lista. No había sentido tanta energía negativa en toda su estadía en Lima, Perú.

En su ciudad natal, Madrid, ella llevaba una vida cómoda gracias a sus habilidades para el hurto. Siempre fue respetada y temida por sus rituales para atraer a otros o de venganza, sin embargo meses atrás recibió el llamado a salir de su país junto a su comunidad conformada únicamente por mujeres gitanas. No creían en el matrimonio. Creían que el amor sí existía y la lujuria y sensualidad  eran buenas formas de demostrarlo, pero los hombres simplemente no eran del todo confiables. La naturaleza masculina entraba en conflicto con la magia gitana.

 El llamado se manifestó en sus distintas artes de adivinación. Cuentan las leyendas que desde la antigüedad sus matriarcas ancestrales hicieron un pacto con la Luna para obtener sus poderes y descendencia femenina perpetua. Son estos poderes los que le otorgaban bastante sensibilidad a los presagios que se presentaban, algunos de manera sutil y otros de maneras más violentas.

Las noticias alrededor estaban cargadas de asesinatos, ajuste de cuentas, ultrajes y perversiones. La naturaleza humana estaba tocando fondo y uno debería ser tonto para ignorar aquellas señales. La que más le llamó la atención fue una noticia que leyó en el periódico unas semanas atrás. Un hombre perdió la razón en una sucursal de Starbucks, ubicada en Surco. Los especialistas no podían explicar la causa de tremenda reacción: el hombre balbuceaba y parecía estar obsesionado con unos ojos verdes, según afirmaba la prensa. El hecho la intrigaba. Sentía una extraña conexión, aunque no podría explicar el por qué.
Celeste necesitaba un poco de aire. Salió a recibir un baño de Luna llena y fue cuando se sintió observada. Ella estaba lista para defenderse. Prefirió alejarse de la comunidad gitana para no arriesgarla. Siguió caminando y podía percibir en el aire que alguien la seguía desde las sombras. Llegó a un parque con una laguna artificial al medio. La Luna llena se reflejaba en las turbias aguas. Decidió que ya era suficiente.

-“¡Sal de dónde estés, cobarde! ¡No te ocultes en la noche!”- Gritó al vacío. Era la media noche y no había personas alrededor, lo cual le permitía una mayor agudeza auditiva. La adrenalina en su organismo la hacía estar más alerta que de costumbre.

Desde las sombras, un joven hombre de cabellos negros y cuerpo formado por una marcada musculatura saltó al frente. Estaban a unos escasos metros y ella podía sentir el aroma atrayente que el masculino torso desnudo despedía. No era un olor a sudor. Era un olor distinto. El aroma le causaba cierta excitación. Algunos biólogos lo hubieran llamado feromonas. En cualquier otro momento, ella habría apreciado el rostro atractivo del hombre y los jeans rotos que colgaban de sus caderas pero en la situación actual, ella estaría dispuesta a todo por salvar su vida.

Celeste pudo notar una mirada perdida. Los ojos del hombre mostraban furia animal. La noche era fría y, a pesar de los metros que los separaban, ella podía sentir el calor que emanaba el cuerpo del intruso. Había algo salvaje en los rasgos del rostro de aquel individuo.

-“Bruja… es tiempo que nos devuelvas el favor de la Madre Luna.”- el gruñido del joven parecía canino.

La mujer gitana no podría darse el lujo de admitirlo en voz alta, pero ese gruñido le heló la sangre. Sentía un miedo como el que sentiría una presa ante un depredador rabioso. –“No me asustas”.- mintió Celeste.

El labio del hombre se torció en una mueca, mostrando sus dientes. Levantando la mirada hacia el cielo y colocándose en cuclillas gruñó aún más fuerte. Se escucharon ruidos provenientes de las ramas y arbustos. Celeste no podía creer lo que veía: distintos animales parecían acudir al gruñido del hombre. Los gatos, las aves, los perros y hasta los roedores se estaban acercando. En un conteo veloz, podría haber unos veinte animales a los pies del misterioso hombre.

-“¡Tú y tus embusteras compañeras nos robaron el favor de la Madre Luna! Yo lo recuperaré para mi gente. Somos nosotros los que merecemos su poder…somos los guardianes de lo natural; ustedes han corrompido las ancestrales enseñanzas. ¡Infieles!”- La voz del joven dejó de lado la cualidad animal y por un instante sonaba humana. Su voz era suave, lo cual contrastaba con la fuerza de la amenaza. Los animales observaban como si esperaran alguna indicación u orden.

-“¡No sé de qué hablas! ¿Quién eres tú?”- Celeste comenzó a dar unos pasos tentativos hacia atrás, buscando distanciarse lentamente.

El hombre no respondió. Solo se puso completamente de pie y levantó su dedo índice, señalando a Celeste. –“¡Ataquen!”

Los animales se lanzaron en contra de la solitaria mujer, quien solo pudo dar la vuelta y correr. Las aves la alcanzaron primero. Intentaban picotear su cabeza mientras que con sus manos ella evitaba que los afilados picos tocaran su rostro. Los gatos intentaron hacerla tropezar, pero no fueron lo suficientemente rápidos para eso, aunque sí lograron arañarle las piernas. La falda larga estaba rasgada.

La joven gitana se encontró sin salida. Sin notarlo, había corrido hacia una emboscada. Por un lado, la perseguían  cinco aves y tres gatos. Por el otro lado la esperaban ocho perros de distintas razas y cuatro ratas, todas ellas mostrando los dientes. En medio de la laguna artificial, un tozo de concreto formaba una isla falsa, conectada por más concreto a la parte principal del parque. Ella estaba al medio de dicha isla. Los animales estaban observándola, esperando nuevas indicaciones.

Aquel hombre que incitó el ataque, se acercó y se colocó detrás de su ejército nocturno. –“No tienes escapatoria. Si te rindes ahora, podría considerarte digna para aparearnos…”-  La voz parecía más coqueta, no sin perder el tono amenazador.

Celeste no tenía escapatoria.  Estaba rodeada. Dicen que cuando un animal se siente aprisionado, saca fuerzas de flaquezas y ataca con todo su arsenal. Con los humanos debe ser igual, pues en ese momento recordó algo que su abuela le había mencionado cuando le contaba las historias de las gitanas antiguas. –“Cuentan las leyendas, querida, que en los tiempos de mayor peligro nuestras matriarcas invocaban el poder de la Madre Luna para traer a la vida las más maravillosas maldiciones gitanas. Recuérdalo, alábala y pídele apoyo utilizando lo que más te apasiona. La Plateada Madre te protegerá, en especial si la invocas en plena Luna Llena.”

Sin mayor esperanza que recordar las antiguas enseñanzas, la mujer cerró sus ojos y silenciosamente pidió el apoyo de la Luna. Inconscientemente comenzó a mover su cuerpo en una danza seductora. Elevó sus manos y comenzó a hacer patrones con sus dedos, mientras sus caderas se movían de un lado a otro. El viento agitaba su falda y sus cabellos. Los rayos lunares se reflejaron en la piel canela de la muchacha.

-“Vaya forma de rendirte. Me regalas a mí tu nuevo amo un baile erótico. Se ve excelente…”- El hombre no podía ocultar su exaltación. Estaba tan absorto en los movimientos de la gitana bailarina que no notó que el agua de la laguna comenzó a agitarse en pequeñas olas.

Los ojos de celeste se abrieron de golpe. Se habían tornado blancos como la Luna misma. Su baile proseguía, pero ahora eran movimientos más duros y bruscos. Moviendo sus brazos hacia su pecho, ocasionó que las ramas de los árboles se movieran. El agua se agitó más. Las aves y roedores fueron los primeros en huir. Los gatos y los perros escaparon con el rabo entre las patas. Una de las ramas más cercanas golpeó con fuerza al hombre, quien presa de la sorpresa, no tuvo tiempo de reaccionar. El baile de Celeste duró solo unos minutos, pero estaba agotada y cayó rendida luego de comprobar que su atacante estaba inconsciente.

***

-“Abuela, ¿qué fue lo que pasó?”- Celeste estaba en su cama siendo atendida por su abuela quien estaba moliendo algunas hierbas en su mortero para hacer un ungüento para tratar las heridas de su nieta. La habían encontrado utilizando la radiestesia y la habían llevado a su comunidad antes que el hombre recuperara la consciencia.

-“Al fin ha ocurrido. Quién te atacó debe ser David, el heredero de la Tribu Animal. Lo deduzco por lo que me describes: manipulación animal, cuerpo atlético, fragancia perturbadoramente placentera y el uso de la conjugación del verbo “aparear”. Han sido nuestros rivales desde tiempos inmemoriales. Ellos han estado celosos de nuestra relación con la Madre Luna desde siempre, pero nunca se habían atrevido a atacar. Veo que es impulsivo. Ha roto todos los tratados de no involucramiento de ambas razas. Esto está mal y traerá consecuencias. Me dices que tu lectura ayer no fue alentadora. Las señales no mienten.”- La anciana Anra dijo con pesadez en su voz.

–“Existe una predicción realizada por la primera de nosotras: “Aquella hija de mi sangre que logré invocar el poder completo de la Luna deberá prepararse para luchar. Serán cuatro los elegidos por el destino, uno por cada punto del mapa, para proteger el mundo de la decadencia humana. Cuatro serán sus rivales naturales. Ambos grupos gozarán de fuerzas que los demás desconocen. Ambos grupos se reconocerán por sus marcas al nacer”. Esa historia ha pasado de madre a hija por más de mil años. No pensé que podría ser testigo a mi edad.”


-“Hija mía, tu cansancio pasará. Debes recuperar tus fuerzas y aprender a controlar tus poderes. Eso es algo que nosotras no podremos hacer. Busca a los otros tres elegidos del destino. Usa tu sabiduría. Pero todo a su debido momento. Ahora debes descansar.”- Anra coloca su mano en la frente de Celeste, quien volvió a caer en un profundo sueño. –“Madre Luna, cuida a mi Celeste. Le esperan grandes pruebas y solo ella podrá superarlas si su espíritu es fuerte. Guíala a cumplir su destino.”

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