En el curso con Carmen Ollé sí que nos hacen escribir. Los últimos ejercicios fueron narrar en Primera Persona. Ahora es en tercera. A mí personalmente me agrada mucho usar esa técnica.
La historia que escribí se llama Futuro Perfecto. La tenía metida en mi cabeza por muchas horas.
Me agrada el resultado. Espero que a ustedes también.
La historia que escribí se llama Futuro Perfecto. La tenía metida en mi cabeza por muchas horas.
Me agrada el resultado. Espero que a ustedes también.
FUTURO PERFECTO
Hemos preparado a los hombres para pensar en el futuro
como una tierra prometida que alcanzan los héroes,
no como lo que cualquiera alcanza a
un ritmo de sesenta minutos por hora, haga lo que haga.
-Clive Staples Lewis
El futuro es tan incierto que es muy difícil predecir a ciencia cierta lo que pasará ya que existen demasiadas posibilidades como para poder manipularlas hacia un solo fin. Sin embargo, a lo largo de la historia han existido personas capaces de interpretar correctamente algunas posibilidades escritas en el turbio lienzo del tiempo.
Javier siempre fue una persona insegura de sí misma, incapaz de tomar la fuerza necesaria para conducir su destino. Desesperado por no encontrar una salida a su dilema amoroso, decidió consultar con una profesional. Le habían dicho que esta gitana, de nombre Jade, siempre acertaba. Que cuando algo malo salía en su tarot, ella podía corregirlo. Todo lo que predecía se hacía realidad. Era hora para Javier de hacerle una visita a tan afamada pitonisa.
***
Jade se encontraba esperando a Javier en sus aposentos, que no podían diferir más del típico centro esotérico que caracterizaba a la mayoría de los videntes, muchos de los cuales eran sólo fraudes. El lugar no estaba adornado con las velas tan usadas en el fino arte de predecir, ni con esos olores tan intensos a incienso. Todo lo contrario, parecía ser una casa común. Ni muy grande ni muy pequeña. Lo único que podría llamarse esotérico era el mazo del tarot que descansaba sobre una mesa redonda. La sonrisa de Jade cuando el joven entró haría pensar que ya lo conocía desde antes.
Los nervios eran notorios en Javier. Era imposible creer que la mujer que estaba frente a él pudiese aconsejar sobre el futuro. Javier quedó impresionado por un instante por la belleza tanto del rostro como del cuerpo de la mujer.
Jade tenía unos 25 años en apariencia, la misma edad que Javier. Sus ojos eran abiertos, de mirada penetrante y de un intenso color miel, que junto a su piel bronceada, su cabello marrón y labios gruesos y carmesí, adornados por un lunar a lo Marilyn Monroe, la mostraban como una mujer sensual. No usaba atuendos que la pudiesen delatar como gitana. Los clásicos aros grandes a modo de aretes no se encontraban, ni la pañoleta ni la blusa sin hombros. Es más, vestía unos jeans a la cadera que dejaba ver el tatuaje tribal en donde muere la espalda y una ceñida camiseta celeste que le cubría hasta por encima del ombligo. Más que una gitana, parecía una joven común y corriente.
Como si estuviera leyendo la mente de Javier, Jade dijo con su tono de voz profundo –No estés nervioso. Las estrellas están en la mejor de las posiciones. Te aseguro que tu futuro será lo que tú esperas. Toma asiento y empecemos.
Con miedo Javier tomó asiento frente a Jade con la mesa entre ellos. El sudor frío empapaba la espalda del joven hombre. Sus grises y pequeños ojos recorrieron la sala para encontrar un poco de tranquilidad y armarse de valor para preguntar lo que tanto deseaba conocer.
-Cuéntame, ¿en qué te puedo ayudar?- la voz de Jade sonaba apaciguadora mientras barajaba sus cartas.
-Soy Javier y quiero saber si estaré junto a la mujer que amo. Ella creo que no sabe que existo pero la he amado desde siempre.-la trémula voz del joven apenas sonaba más alto que un susurro.
-Muy bien Javier, veamos. Por favor baraja las cartas y corta el mazo en mitades.-Algo en la voz de Jade parecía hipnotizar a Javier- pero antes tenemos que acordar el pago. No te pediré dinero. Mi pago lo cobraré cuando todo el futuro que deseas se cumpla. Te cobraré algo que valga lo mismo que tu felicidad, algo que me pueda ayudar a seguir ayudando a las personas a conseguir el futuro que quieren. Si no cumplo con el futuro perfecto que deseas, no te cobraré nada. No te asustes, no te pediré a tu primer hijo ni nada por el estilo-agregó Jade bromeando mientras le pasaba a Javier un pergamino sobre la mesa junto a las cartas.
Luego de firmar el pergamino sin mirarlo si quiera con una tinta dorada que le dio Jade, Javier barajó las cartas. Las separó como se lo había indicado. Jade comenzó a colocarlas sobre la mesa, una posición de aspa. Javier no pudo evitar notar lo raras que esas cartas eran. Había visto antes las cartas que representaban a los arcanos mayores, pero éstas parecían estar hechas por varios tipos de barajas. Algunas, como la que representa a La Torre, eran comunes. Pero otras, como la carta de La Emperatriz, parecían ser más realistas, más humanas, como si el artista hubiese podido graficar a una persona con todas las facciones tan difíciles de dibujar sobre un cartón tan pequeño. Estas brillaban más que las otras. Pero sería un juego de las luces posiblemente.
Las preguntas no se hicieron esperar, y aunque Javier no entendía mucho de eso, le parecía extrañamente mágico que cuando Jade le mostraba alguna carta en particular que significaba algo malo, sin tocarla si quiera, ella podía cambiarla a una mucho más prometedora. Un brillo morado en la figura precedía cada cambio de carta. Jade tenía un sobrenombre “La tejedora de Futuros”. Era evidente que la habilidad de Jade tenía bien ganada su fama. Cambió la carta de La Rueda de La Fortuna por La Templanza; la carta de La Luna, que había salido invertida, por la carta de El Mago entre otros cambios que Javier ni se atrevía a preguntar. Realmente estaba completamente desesperado por el amor de Melissa, la dueña de su corazón.
-Serás feliz con Melissa. Te casarás con ella el próximo año y ambos vivirán en un departamento en la zona más exclusiva de la ciudad. Ambos abrirán un prospero negocio de joyas. Tendrán tres hijos, dos hombres y una mujer. Ellos viajarán y harán una próspera vida en el extranjero. Ustedes no tendrán discusiones fuertes y vivirán hasta viejos, siendo la envidia de todos. La salud de tu familia será excelente. Ni resfriados comunes los atacaran. Todo empezará a tomar forma exactamente el día de los enamorados, en una semana.- Con su voz profunda Jade anunció la predicción final. Algo extraño había en esa sonrisa. Parecía demasiado satisfecha.
Javier estaba tan emocionado por lo que acababa de escuchar que no notó cuando se iba que los ojos de Jade lanzaron una mirada hambrienta y su rostro se adornó con una sonrisa burlona.
***
Los años pasaron, una a una las predicciones de Jade se hicieron realidad. Javier se casó con Melissa. Los tres niños crecieron. Cada uno tenía los ojos azules de su madre y el cabello negro de su padre. La niña se llamaba Elena, el hijo mayor Patricio y el menor de todos fue nombrado Alex. El negocio de las joyas era el más visitado. Su exclusiva clientela gastaba grandes sumas de dinero. Su casa era grande. Todo según lo que arrojaron las cartas.
Una noche sin estrellas el timbre sonó. Javier y Melissa ya una pareja de 80y 79 años respectivamente, estaban sentados en la sala. Acababan de hablar con sus hijos en España. No había novedad. Javier se acercó al umbral para abrir. Desde la puerta cualquier visitante podría ver a Melissa sentada en el sofá leyendo.
Parada en medio de la noche con la luna iluminando su rostro, se encontraba Jade. Javier se sorprendió al verla. Su rostro no había cambiado en nada. Seguía teniendo esa juventud de cuando se conocieron. Pero eso era imposible ya que Javier hubiese jurado que tenían la misma edad y ahora el cabello Negro de Javier estaba lleno de canas y su rostro de arrugas.
-Hola Javier. Hola Melissa.- Jade saludó a los dos. Era obvio que también conocía a Melissa de alguna parte.
-¿Jade? ¿Ustedes se conocen?-La voz envejecida de Javier logró decir. Aún no salía del asombro. Jade aún joven-¡No has cambiado ni un poco!
-¿No te parece interesante como obra el universo? Melissa llegó a mi puerta una hora antes que tú llegaras y me hizo las mismas preguntas que tú. Digamos que me sé cuidar bien. Sé cómo alimentarme para mantenerme joven.-Jade agregó con una sonrisa.
-Pero… pasa… pasa- Javier se hizo a un lado para que la joven pitonisa entrara en su sala.
Una vez dentro de la casa, Jade se sentó sin esperar invitación. Llevaba consigo un bolso pequeño.-Quería ver si estaban contentos con sus futuros. Por lo que veo consiguieron el amor del otro, una bonita casa y veo que sus hijos son muy hermosos. ¿Les pregunto consiguieron ser felices?-la voz de la joven mujer había abandonado toda cordialidad y asumió un tono más de negocios.
-Sí somos muy felices. No sabes lo mucho que te debemos. No sabemos cómo agradecerte. Tú fuiste quién predijo que seríamos felices. Y lo somos. Recuerdo que pudiste cambiar incluso las cartas que no decían algo tan bueno-la voz de Melissa sonaba sincera. Sus ojos llenos de lágrimas de felicidad.
-Me alegra escuchar eso, querida Melissa. Te dije que confiaras. Y tú Javier, ¿conseguiste lo que querías?-La sonrisa de Jade hacía desaparecer su lunar. Sus ojos mostraban el mismo brillo hambriento. Sus manos sujetaban fuertemente su bolso. No lograban ocultar su excitación.
-El día que te conocí todo cambió. Me diste la seguridad que tanto me faltaba. Sí soy el hombre más dichoso del mundo. Todo gracias a tu don.-Javier parecía haber olvidado el detalle de la edad de jade. Pero no podía negar que todo se había vuelto realidad.
-Perfecto…Entonces es justo que cobre lo que me deben. De acuerdo a nuestros contratos-Jade abrió su bolso y sacó los pergaminos y se los entregó a sus correspondientes dueños.
-Claro. Claro. Dinos cuánto es. ¿Deseas joyas?-Javier sacó su chequera. Definitivamente no había precio para la felicidad que sentía.
-No tengo uso para esas cosas tan mundanas. Tengo mis propias joyas. Y dinero no me hace falta. El precio que pactamos fue equivalente a su felicidad. Así que ya comprobé que son felices. Vengo a reclamar algo que se ha fortalecido con tanta alegría y dicha.-Jade sonaba excitada. Su respiración se hacía entrecortada. Sus manos encontraron su mazo del tarot dentro de su bolso y formando un abanico con las cartas, las mostró a Melissa y Javier.-Vengo a reclamar sus almas.
Parecía una broma. De seguro la gitana estaba hablando en su estilo místico. Por lo menos eso pensaron Melissa y Javier que comenzaron a reírse silenciosamente.
-No es broma. Las almas felices son mi sustento. Les dije que me sabía cuidar. Las almas felices me conservan joven por siempre. Además necesito cambiar esta carta que está muy vieja. –Jade retiró la carta de Los Amantes, que era una carta común y corriente en su baraja mixta, y se la mostró a los dos ancianos.
Todo ocurrió muy rápido. La carta brilló con el mismo color dorado de la tinta en los pergaminos. El destello envolvió los cuerpos felices y añejos de la pareja. Sus almas estaban siendo aspiradas a través de sus ojos, las ventanas del alma. Sus cuerpos se convertían en luz. Pronto no quedó cosa alguna donde estaban sentados. En la mano de Jade una carta nueva. La carta de Los Amantes, hecha con maestría, mostraba un dibujo de una mujer con el rostro de Melissa abrazando por detrás a su amante, un dibujo de Javier. Ambos conservaban la edad en la que firmaron el contrato con Jade. Cada uno mostraba un rostro inexpresivo. Él con sus ojos grises y cabello negro; ella con su melena roja y ojos azules. Sus manos estaban encadenadas a las manos del otro por esposas. La gitana se relamió los labios mientras salía a la calle, dejando en el suelo la antigua carta común y corriente que Javier y Melissa habían reemplazado.
No había caminado ni una cuadra cuando su celular sonó.-MMM ¿Temes morir? No te preocupes búscame mañana y cambiaremos eso, Daniel…-Jade acariciaba la carta común y corriente de La Muerte mientras conversaba y pensaba para sí que su tarot seguiría mejorando…
Hemos preparado a los hombres para pensar en el futuro
como una tierra prometida que alcanzan los héroes,
no como lo que cualquiera alcanza a
un ritmo de sesenta minutos por hora, haga lo que haga.
-Clive Staples Lewis
El futuro es tan incierto que es muy difícil predecir a ciencia cierta lo que pasará ya que existen demasiadas posibilidades como para poder manipularlas hacia un solo fin. Sin embargo, a lo largo de la historia han existido personas capaces de interpretar correctamente algunas posibilidades escritas en el turbio lienzo del tiempo.
Javier siempre fue una persona insegura de sí misma, incapaz de tomar la fuerza necesaria para conducir su destino. Desesperado por no encontrar una salida a su dilema amoroso, decidió consultar con una profesional. Le habían dicho que esta gitana, de nombre Jade, siempre acertaba. Que cuando algo malo salía en su tarot, ella podía corregirlo. Todo lo que predecía se hacía realidad. Era hora para Javier de hacerle una visita a tan afamada pitonisa.
***
Jade se encontraba esperando a Javier en sus aposentos, que no podían diferir más del típico centro esotérico que caracterizaba a la mayoría de los videntes, muchos de los cuales eran sólo fraudes. El lugar no estaba adornado con las velas tan usadas en el fino arte de predecir, ni con esos olores tan intensos a incienso. Todo lo contrario, parecía ser una casa común. Ni muy grande ni muy pequeña. Lo único que podría llamarse esotérico era el mazo del tarot que descansaba sobre una mesa redonda. La sonrisa de Jade cuando el joven entró haría pensar que ya lo conocía desde antes.
Los nervios eran notorios en Javier. Era imposible creer que la mujer que estaba frente a él pudiese aconsejar sobre el futuro. Javier quedó impresionado por un instante por la belleza tanto del rostro como del cuerpo de la mujer.
Jade tenía unos 25 años en apariencia, la misma edad que Javier. Sus ojos eran abiertos, de mirada penetrante y de un intenso color miel, que junto a su piel bronceada, su cabello marrón y labios gruesos y carmesí, adornados por un lunar a lo Marilyn Monroe, la mostraban como una mujer sensual. No usaba atuendos que la pudiesen delatar como gitana. Los clásicos aros grandes a modo de aretes no se encontraban, ni la pañoleta ni la blusa sin hombros. Es más, vestía unos jeans a la cadera que dejaba ver el tatuaje tribal en donde muere la espalda y una ceñida camiseta celeste que le cubría hasta por encima del ombligo. Más que una gitana, parecía una joven común y corriente.
Como si estuviera leyendo la mente de Javier, Jade dijo con su tono de voz profundo –No estés nervioso. Las estrellas están en la mejor de las posiciones. Te aseguro que tu futuro será lo que tú esperas. Toma asiento y empecemos.
Con miedo Javier tomó asiento frente a Jade con la mesa entre ellos. El sudor frío empapaba la espalda del joven hombre. Sus grises y pequeños ojos recorrieron la sala para encontrar un poco de tranquilidad y armarse de valor para preguntar lo que tanto deseaba conocer.
-Cuéntame, ¿en qué te puedo ayudar?- la voz de Jade sonaba apaciguadora mientras barajaba sus cartas.
-Soy Javier y quiero saber si estaré junto a la mujer que amo. Ella creo que no sabe que existo pero la he amado desde siempre.-la trémula voz del joven apenas sonaba más alto que un susurro.
-Muy bien Javier, veamos. Por favor baraja las cartas y corta el mazo en mitades.-Algo en la voz de Jade parecía hipnotizar a Javier- pero antes tenemos que acordar el pago. No te pediré dinero. Mi pago lo cobraré cuando todo el futuro que deseas se cumpla. Te cobraré algo que valga lo mismo que tu felicidad, algo que me pueda ayudar a seguir ayudando a las personas a conseguir el futuro que quieren. Si no cumplo con el futuro perfecto que deseas, no te cobraré nada. No te asustes, no te pediré a tu primer hijo ni nada por el estilo-agregó Jade bromeando mientras le pasaba a Javier un pergamino sobre la mesa junto a las cartas.
Luego de firmar el pergamino sin mirarlo si quiera con una tinta dorada que le dio Jade, Javier barajó las cartas. Las separó como se lo había indicado. Jade comenzó a colocarlas sobre la mesa, una posición de aspa. Javier no pudo evitar notar lo raras que esas cartas eran. Había visto antes las cartas que representaban a los arcanos mayores, pero éstas parecían estar hechas por varios tipos de barajas. Algunas, como la que representa a La Torre, eran comunes. Pero otras, como la carta de La Emperatriz, parecían ser más realistas, más humanas, como si el artista hubiese podido graficar a una persona con todas las facciones tan difíciles de dibujar sobre un cartón tan pequeño. Estas brillaban más que las otras. Pero sería un juego de las luces posiblemente.
Las preguntas no se hicieron esperar, y aunque Javier no entendía mucho de eso, le parecía extrañamente mágico que cuando Jade le mostraba alguna carta en particular que significaba algo malo, sin tocarla si quiera, ella podía cambiarla a una mucho más prometedora. Un brillo morado en la figura precedía cada cambio de carta. Jade tenía un sobrenombre “La tejedora de Futuros”. Era evidente que la habilidad de Jade tenía bien ganada su fama. Cambió la carta de La Rueda de La Fortuna por La Templanza; la carta de La Luna, que había salido invertida, por la carta de El Mago entre otros cambios que Javier ni se atrevía a preguntar. Realmente estaba completamente desesperado por el amor de Melissa, la dueña de su corazón.
-Serás feliz con Melissa. Te casarás con ella el próximo año y ambos vivirán en un departamento en la zona más exclusiva de la ciudad. Ambos abrirán un prospero negocio de joyas. Tendrán tres hijos, dos hombres y una mujer. Ellos viajarán y harán una próspera vida en el extranjero. Ustedes no tendrán discusiones fuertes y vivirán hasta viejos, siendo la envidia de todos. La salud de tu familia será excelente. Ni resfriados comunes los atacaran. Todo empezará a tomar forma exactamente el día de los enamorados, en una semana.- Con su voz profunda Jade anunció la predicción final. Algo extraño había en esa sonrisa. Parecía demasiado satisfecha.
Javier estaba tan emocionado por lo que acababa de escuchar que no notó cuando se iba que los ojos de Jade lanzaron una mirada hambrienta y su rostro se adornó con una sonrisa burlona.
***
Los años pasaron, una a una las predicciones de Jade se hicieron realidad. Javier se casó con Melissa. Los tres niños crecieron. Cada uno tenía los ojos azules de su madre y el cabello negro de su padre. La niña se llamaba Elena, el hijo mayor Patricio y el menor de todos fue nombrado Alex. El negocio de las joyas era el más visitado. Su exclusiva clientela gastaba grandes sumas de dinero. Su casa era grande. Todo según lo que arrojaron las cartas.
Una noche sin estrellas el timbre sonó. Javier y Melissa ya una pareja de 80y 79 años respectivamente, estaban sentados en la sala. Acababan de hablar con sus hijos en España. No había novedad. Javier se acercó al umbral para abrir. Desde la puerta cualquier visitante podría ver a Melissa sentada en el sofá leyendo.
Parada en medio de la noche con la luna iluminando su rostro, se encontraba Jade. Javier se sorprendió al verla. Su rostro no había cambiado en nada. Seguía teniendo esa juventud de cuando se conocieron. Pero eso era imposible ya que Javier hubiese jurado que tenían la misma edad y ahora el cabello Negro de Javier estaba lleno de canas y su rostro de arrugas.
-Hola Javier. Hola Melissa.- Jade saludó a los dos. Era obvio que también conocía a Melissa de alguna parte.
-¿Jade? ¿Ustedes se conocen?-La voz envejecida de Javier logró decir. Aún no salía del asombro. Jade aún joven-¡No has cambiado ni un poco!
-¿No te parece interesante como obra el universo? Melissa llegó a mi puerta una hora antes que tú llegaras y me hizo las mismas preguntas que tú. Digamos que me sé cuidar bien. Sé cómo alimentarme para mantenerme joven.-Jade agregó con una sonrisa.
-Pero… pasa… pasa- Javier se hizo a un lado para que la joven pitonisa entrara en su sala.
Una vez dentro de la casa, Jade se sentó sin esperar invitación. Llevaba consigo un bolso pequeño.-Quería ver si estaban contentos con sus futuros. Por lo que veo consiguieron el amor del otro, una bonita casa y veo que sus hijos son muy hermosos. ¿Les pregunto consiguieron ser felices?-la voz de la joven mujer había abandonado toda cordialidad y asumió un tono más de negocios.
-Sí somos muy felices. No sabes lo mucho que te debemos. No sabemos cómo agradecerte. Tú fuiste quién predijo que seríamos felices. Y lo somos. Recuerdo que pudiste cambiar incluso las cartas que no decían algo tan bueno-la voz de Melissa sonaba sincera. Sus ojos llenos de lágrimas de felicidad.
-Me alegra escuchar eso, querida Melissa. Te dije que confiaras. Y tú Javier, ¿conseguiste lo que querías?-La sonrisa de Jade hacía desaparecer su lunar. Sus ojos mostraban el mismo brillo hambriento. Sus manos sujetaban fuertemente su bolso. No lograban ocultar su excitación.
-El día que te conocí todo cambió. Me diste la seguridad que tanto me faltaba. Sí soy el hombre más dichoso del mundo. Todo gracias a tu don.-Javier parecía haber olvidado el detalle de la edad de jade. Pero no podía negar que todo se había vuelto realidad.
-Perfecto…Entonces es justo que cobre lo que me deben. De acuerdo a nuestros contratos-Jade abrió su bolso y sacó los pergaminos y se los entregó a sus correspondientes dueños.
-Claro. Claro. Dinos cuánto es. ¿Deseas joyas?-Javier sacó su chequera. Definitivamente no había precio para la felicidad que sentía.
-No tengo uso para esas cosas tan mundanas. Tengo mis propias joyas. Y dinero no me hace falta. El precio que pactamos fue equivalente a su felicidad. Así que ya comprobé que son felices. Vengo a reclamar algo que se ha fortalecido con tanta alegría y dicha.-Jade sonaba excitada. Su respiración se hacía entrecortada. Sus manos encontraron su mazo del tarot dentro de su bolso y formando un abanico con las cartas, las mostró a Melissa y Javier.-Vengo a reclamar sus almas.
Parecía una broma. De seguro la gitana estaba hablando en su estilo místico. Por lo menos eso pensaron Melissa y Javier que comenzaron a reírse silenciosamente.
-No es broma. Las almas felices son mi sustento. Les dije que me sabía cuidar. Las almas felices me conservan joven por siempre. Además necesito cambiar esta carta que está muy vieja. –Jade retiró la carta de Los Amantes, que era una carta común y corriente en su baraja mixta, y se la mostró a los dos ancianos.
Todo ocurrió muy rápido. La carta brilló con el mismo color dorado de la tinta en los pergaminos. El destello envolvió los cuerpos felices y añejos de la pareja. Sus almas estaban siendo aspiradas a través de sus ojos, las ventanas del alma. Sus cuerpos se convertían en luz. Pronto no quedó cosa alguna donde estaban sentados. En la mano de Jade una carta nueva. La carta de Los Amantes, hecha con maestría, mostraba un dibujo de una mujer con el rostro de Melissa abrazando por detrás a su amante, un dibujo de Javier. Ambos conservaban la edad en la que firmaron el contrato con Jade. Cada uno mostraba un rostro inexpresivo. Él con sus ojos grises y cabello negro; ella con su melena roja y ojos azules. Sus manos estaban encadenadas a las manos del otro por esposas. La gitana se relamió los labios mientras salía a la calle, dejando en el suelo la antigua carta común y corriente que Javier y Melissa habían reemplazado.
No había caminado ni una cuadra cuando su celular sonó.-MMM ¿Temes morir? No te preocupes búscame mañana y cambiaremos eso, Daniel…-Jade acariciaba la carta común y corriente de La Muerte mientras conversaba y pensaba para sí que su tarot seguiría mejorando…
Bye!
1 comentario:
No me quiero cruzar con esa bruuuja, buaaaaaa, jajaja
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