Esta historia la escribí por solicitud de mi primo Diego Castro. Es un fan fiction de Kingdom Hearts, utilizando un OC de su creación (Dixie) y un OC creado por mí (Lovxi).
La prueba de Dixie
Dixie
agudizó sus sentidos y comenzó a hacer reconocimiento visual del extraño mundo
en el que se encontraba. Era un humano nativo de Halloween Town, por lo que sus
ojos, ante los colores vivos de los paisajes a su alrededor, requerirían de
algunos minutos para acostumbrarse. Nunca había estado en este mundo, pero sí
había escuchado hablar de él entre los Keyblade Wielders con los que se reunió
días antes en Daybreak Town. Si quería pasar el examen que el maestro Yensid le
había impuesto para reconocerlo como Keyblade Master, tenía que explorar la
mayor cantidad de mundos posible. Aunque no pareciera a simple vista, el
antiguo maestro detectaba anomalías en el equilibrio entre la luz y la
obscuridad en ese mundo, así que Dixie tenía la responsabilidad de ver lo que
ocurría en ese lugar llamado Kingdom of the Sun.
Su
vista logró adaptarse al brillante Sol que iluminaba el cielo. Había escuchado
que los nativos de este mundo consideraban al astro rey una Deidad. No podía
negar, que tenían algo de razón: la luz color oro bañaba majestuosamente el
verde pasto. A lo lejos podía ver montañas altas y arquitecturas geométricamente
perfectas. Se podía escuchar el sonido del agua de un riachuelo. El aire era
limpio y podía sentirlo soplando sobre su larga cabellera negra. La diferencia
entre Halloween Town y este nuevo lugar, aparte de la luminosidad del Sol, era
la fauna rica. Dixie pudo ver unos animales que parecían ser caballos con
cuellos largos y lana como piel. Conocía las historias sobre las llamas, pero
nunca imaginó que se verían tan curiosas, siendo una mezcla de humor y
sobriedad.
Dixie
pudo comprobar que su ropa no había cambiado, como cuando visitó Atlántica. Eso
quería decir que su atuendo usual, que incluía tonos rosas oscuros en las
mangas largas rayadas que se dejaban ver bajo un chaleco y shorts blancos con
aplicaciones de negro, no entraría en conflicto con el Orden del Mundo.
— Brillante, ¿cierto? — una voz masculina
pero delicada sorprendió a Dixie, quien estaba tan concentrado en el paisaje
que no notó la presencia de alguien detrás de él.
Dixie
volteó velozmente y convocó su Sweet Nightmare, la Keyblade que el mismo Jack
Skellington le había obsequiado al enterarse que Yensid se encargaría de su
entrenamiento.
Sentado
sobre la rama de un árbol, Dixie vio con una mezcla de horror y repudio un
hombre vestido con una capucha negra. Parte de su pecho estaba descubierta y
lucía un dije plateado con el símbolo de los Nobodies. Unos ojos color rosado
intenso lo observaban con lúdica expresión. Dixie no pudo evitar admirarse por
el cabello de dicho hombre. Era negro y blanco, dividido exactamente por la
mitad y sujetado por una trenza que llegaba hasta la parte media de la espalda
alta.
— Permíteme presentarme. Soy Lovxi. No me
conoces, pero de seguro conoces a mis colegas en la Organización. — La sonrisa
burlona era inquietante.
— ¿Ustedes aquí? Pensé que Sora había
acabado con la Organización hace meses. —Dixie no podía ocultar la sorpresa en
su voz.
— ¡Ja! Tu ingenuidad me parece tan dulce y
tierna. — La respuesta de Lovxi se escuchaba coqueta y burlona. —¿Realmente
crees que eso acabaría con los buscadores de la obscuridad? Realmente tienes la
personalidad de un niño inocente.
Dixie
quería atacarlo, pero no podía caer en la impulsividad. Si quería cumplir con
la prueba que Yensid le había encargado, debía aprender todo lo que pudiese
sobre las intenciones de este hombre. Sin bajar la guardia decidió seguirle el
juego a Lovxi, al menos por el momento.
— ¿No te parece demasiado “luminoso” este
mundo para que les interese a ustedes?
— Todo lo contrario, mi querido Dixie.
Recuerda que mientras más brillante la luz, más grande es la sombra. No me
mires así. ¿Crees que nadie te seguiría cuando supimos que Yensid quería armar
un ejército de Keyblade Wielders como los de antaño? — la conversación parecía
divertir a Lovxi bastante. — Si supieras que este maravilloso Sol es la fuente
de una de las obscuridades más deliciosas que he visto. Pero no comamos ansias…
todo a su tiempo. Solo quería saludarte. Jugamos luego, ¿te parece? — Diciendo
esto, un portal negro apareció a los pies del encapuchado y, con la gracia de
un acróbata, este se dejó caer dentro, dejando a un confundido Dixie mirando la
rama en la que se había sentado.
El
tiempo para observar la ubicación en donde vio a su enemigo se acabó, pues un
olor fuerte a obscuridad invadió sus fosas nasales. Alrededor de Dixie
empezaron a aparecer Heartless Sombras., pequeños sí, pero definitivamente
molestos en manadas. Dixie debía investigar más sobre los planes de la Organización,
pero primero tenía que ocuparse de aquella invasión de enemigos, quienes no
dudaron en rodearlo y acercase. Sus ojos amarillos relucían reflejando el
brillante Sol; sus garras afiladas complementaban sus movimientos erráticos.
Los
incontables Heartless se abalanzaron sobre el joven de cabellos largos, quien
no dudó en defenderse blandiendo su Keyblade de lado a lado. Con cada Heartless
derrotado, se liberaba un corazón hecho de luz. Dixie había enfrentado Heartless
antes, pero el número era demasiado grande. A las pequeñas Sombras se unieron
los Heartless nativos del mundo. Algunos parecían cóndores, otros tenían la
forma de serpientes y otros asumieron las características de pumas. La
diferencia de poderes era notoria. Había algo diferente en estos atacantes,
pero no lograba descubrir qué era. No podría con todos a la vez. Tendría que
recuperar fuerzas. El viaje de llegada a este mundo lo había debilitado más de
lo que había anticipado. Dixie nunca usaba naves o armaduras para sus viajes.
Prefería usar los corredores de la obscuridad, sintiendo que el podría superar
los efectos. Aparentemente, en esta oportunidad, la distancia entre Halloween
Town y Kingdom of the Sun habría gastado demasiado su salud, haciéndolo jadear
al respirar.
Abriéndose
camino entre la horda de Heartless, Dixie guardó su Keyblade con el fin de
ocultar su corazón y corrió hacia una cueva cercana, logrando despistar a los Heartless,
al menos por el momento. Mirando alrededor, pudo ver una botella con un líquido
color rosa encendido. Descorchó el recipiente y lo olió. Tenía el aroma de una
poción mezclada con un poco de elixir. Si lo bebía podría recuperar sus energías.
— ¡NO BEBAS ESO! — Desde la profundidad de
la caverna el gritó de un hombre sorprendió a Dixie y evitó que pudiese beber aquel
líquido.
— ¿Quién eres…? — Dixie comenzó a preguntar,
pero se detuvo al ver a un hombre vestido con una túnica roja y sandalias. Tenía
el cuerpo delgado de un hombre, pero el cuello largo y las orejas de una llama.
—¡Demonio Llama!
— ¡Rayos! ¿Por qué siempre usan la
expresión “Demonio Llama” para describirme? Ya cansa escucharlo. Soy Kuzco, el
emperador de este lugar. El contenido de esa botella se parece mucho al que mi
antigua consejera, Yzma crea en “secreto”. Luego de tomarlo obtuve esta
apariencia, tan lejana de mi casi divina belleza. Yzma quiere gobernar en mi
lugar, según ella para acabar con el Sol. Cosas que los dinosaurios como Yzma
creerían. ¡De cualquier forma, no puedo dejar que me vean así! —el transformado
hombre se presentó.
— Gracias por salvarme. Pude haber bebido
esto y…—Dixie comenzó a replicar colocando la botella en el piso, pero no pudo
terminar su frase.
— ¡Solo te advertí que no lo bebieras
porque necesito que tú me cuides! Te vi peleando con los nuevos asistentes de
Yzma. Usualmente usa jóvenes con poco cerebro y bastante músculo, pero hace un
tiempo esos duendecillos negros hacen lo que pida. —La mirada de Kuzco se
parecía a la de un niño travieso que busca protección de sus padres. A pesar de
su apariencia, Kuzco emanaba un aire de soberbia como pocos.
— No son duendes, se llaman Heartless y viven
en la obscuridad de los corazones. —Dixie no había conocido a alguien tan
absorto en su propio ser como Kuzco.
— No me importa cómo se llamen. Tienes que
salvarme. Yzma debería tener algún antídoto en su laboratorio “secreto”, pero
no he logrado conseguir a nadie que me lleve ahí. Es como si todos hubieran desaparecido
en el aire, claro todos menos esos bichos negros. — Al usar la palabra secreto
por segunda vez hizo un gesto sarcástico con su boca mientras que con los dedos
graficaba las comillas. La vanidad de Kuzco se mezclaba con el miedo en su voz.
Esta
podría ser una oportunidad única. Si ayudaba a Kuzco, podría investigar más
sobre el comportamiento de los Heartless y la invasión de la obscuridad en este
mundo tan luminoso
— Te ayudaré a llegar a ese laboratorio.
Creo que mejor me cuentas la historia de Yzma mientras recupero el aliento. —
Dixie mencionó mientras se sentaba sobre una roca. Debía recobrar fuerzas antes
de tomar cualquier acción.
Kuzco
se sentó en el suelo. Necesitaba a Dixie y, si contar la historia lo ayudaba a
llegar al laboratorio, lo haría. Claro, tenía que darse prisa, antes que el
efecto sea mayor y todo su ser se convierta en llama. — No es la primera vez
que Yzma intenta usurpar mi trono. Ya había intentado hace unos años matarme y
convertirme en llama, claro no en ese orden, pero todos sus intentos no
sirvieron, pues siempre pude superarla, hasta hace poco. Hace una semana
exactamente, su asistente desapareció, pero justo al mismo tiempo un tipo
vestido de negro le entregó un líquido que, según lo que oí mientras espiaba a
Yzma, haría sus pociones mucho más mortíferas, logrando así cumplir con su
ambición de acabar con el Sol. Desde que era niño ella siempre decía que el Sol
era culpable por arrebatarle su juventud y belleza. Cuando lo escuché, no le di
importancia, pero pronto me fui quedando solo. Pacha, quien me ayudó la última
vez que fui llama fue uno de los primeros que desaparecieron. No tengo a nadie.
—
— Espera… espera… ¿ya te habías convertido
en llama antes? —Dixie preguntó incrédulo. —¿Un tipo vestido de negro?
— Con Yzma es un juego de nunca acabar.
Siempre utiliza sus pociones para convertir personas en animales. Es la
dinámica de nuestra relación. Esta vez fue diferente, cuando mis súbditos
comenzaron a desaparecer, fui a su laboratorio para ver qué ocurría (¿Cómo puedo
ser emperador si no tengo sirvientes? Si llegaba al fondo de esto, mis súbditos
me adorarían). Yzma no estaba sola. El tipo de negro estaba con ella riendo. Me
descubrieron y quisieron darme a tomar una poción obscura. Fue en ese momento
de desesperación que encontré en el armario la esencia de llama. No lo pensé
dos veces, me ocultaría a simple vista. Tomé la poción, pero no actuó tan
rápido como la última vez. Mi cuello se alargó y mis orejas crecieron, pero seguí
siendo humano. Yzma y su nuevo amigo estaban más que alterados. Un puñal en una
mano de la anciana y una poción en la otra. Su sonrisa era más macabra que de
costumbre. No dudé ni un segundo y jalé una de las palancas en su laboratorio,
y se abrió la escotilla que me dejó caer al río. Desde ese momento he tenido
que esconderme. La verdad es que nunca me había sentido tan solo — Kuzco
terminó su relato. Por primera vez Dixie sintió algo de compasión por el
gobernante, pues se escuchaba triste y desesperado.
Dixie
no pudo reaccionar. Sin previo aviso, Kuzco se sujetó su barriga. Se retorcía
de dolor. El sudor en la frente del emperador era más que notorio. Gemía y
balbuceaba. Su rostro se comenzó a alargar. Cuando intentó acercarse para
ayudarlo, Kuzco levantó una mano para detenerlo — No hagas nada… la poción está
actuando y me estoy transformando. — La respiración de Kuzco recuperó un ritmo
más calmado. Luego de dicho ataque, seguía teniendo el cuerpo de un hombre, aunque
el rostro y su cuello ya eran los de una llama. —¡Rayos! Debe haber cambiado la
fórmula. La última vez no fue tan doloroso ni demoró tanto. Entonces, ¿me
ayudarás? — La expresión de Kuzco demostraba que ya estaba acostumbrado a estos
cambios.
— Sí. Te ayudaré a llegar a este
laboratorio que mencionas, pero necesito que me cuentes todo sobre este
encapuchado. — Dixie respondió. No
estaba acostumbrado al tipo de personalidad de Kuzco, pero suponía que algo de
luz debe tener en su interior ya que los Heartless aún no habían devorado su
corazón.
— Excelente…. Por cierto, si vas a
llevarme, eso te hace técnicamente mi sirviente. No es que importe mucho, pero
supongo que será más fácil comunicarnos si me dices tu nombre. — Kuzco había
llegado a niveles de soberbia incalculables, pues ignoró por completo la
pregunta de Dixie. Su sonrisa estaba
llena del placer que siente un niño al que le han cumplido sus caprichos.
— Mi nombre es Dixie. —Respondió el Keyblade
Wielder entre dientes. Sería un trayecto demasiado largo.
***
Demoraron
unas horas en llegar al palacio en el centro de Machu Picchu y la
transformación en Kuzco se había completado. Su túnica roja se había convertido
en lana carmesí cubriendo el cuerpo de llama del emperador. Dixie pudo comprobar
que el caminar en cuatro patas ya parecía una segunda naturaleza para Kuzco.
Realmente no mintió cuando le dijo que tenía bastante práctica convirtiéndose
en animales diversos, aunque si había intentado engañar al Keyblade Wielder,
diciéndole que tenía una baja de azúcar, para que lo cargara por todo el
camino. Dixie no cayó en esa trampa, pues minutos antes había atrapado a Kuzco
comiendo bastantes granos de cacao.
Tenían
que pasar desapercibidos. El palacio estaba rodeado de Heartless, pero cada uno
parecía prestar más atención al Sol que a ellos, a pesar que la Keyblade de Dixie
estaba en sus manos. Era algo sutil, pero parecía que los Heartless, en sus
formas de serpientes, pumas y cóndores emanaran un humo negro que se elevaba
por el aire. Era como si parte de su obscuridad estuviera saliendo de ellos de
la misma manera que lo haría el aire en un globo desinflado. Incluso un
estornudo descuidado de Kuzco no robó la atención de los múltiples Heartless.
Era como si estuviesen en un trance. Se podía decir que los ojos amarillos
mostraban hambre por la luz.
La
puerta al palacio estaba llena de Heartless y, por más que estuvieren inmóviles
observando el Sol, no podían correr el riesgo de que el trance se acabara si
pasaban muy cerca de ellos. Tenían que buscar una entrada que no esté tan
custodiada por la presencia de las Sombras. Dixie propuso que usen la escotilla
por la que Kuzco había logrado escapar, pero era imposible. No había forma de
trepar por ella, pues era solo una caída al río.
— He escuchado un rumor… Los sirvientes
ingresan por una puerta que está atrás. La verdad es que no sabría si es
verdad. Siempre entro por la puerta principal. — Kuzco sugirió pensativo. Dixie
giró sus ojos en frustración mientras aceleraba el paso hacia la parte trasera
del palacio.
— ¡Eres todo un caso! — fue la respuesta
sarcástica de Dixie a lo que Kuzco asintió sonriendo y aplaudiendo.
Los
atípicos compañeros de viaje encontraron la entrada sin problemas. Extrañamente
no había Heartless custodiando la puerta. A un costado se encontraban algunas
camas elásticas abandonadas. Kuzco supuso que podría tratarse del pedido que
había hecho un mes atrás. Dixie no intentó preguntar si quiera. Existían cosas
que mejor se queden en la ignorancia.
Los
pasillos del palacio estaban desiertos. Todos los Heartless se encontraban
afuera practicando el extraño ritual de admirar al Sol y transpirar ese extraño
humo negro. Caminaron por varios niveles del enorme palacio. Cuando llegaron a
la entrada secreta del laboratorio “secreto” de Yzma, Dixie sintió una
presencia conocida y se sonrojó antes de mirar sobre su hombro.
— Tiempo sin vernos, Dixie. —La voz profunda
de un joven con cabellos grises y ojos verdes como el mar que rodea cierta
ubicación llamada Destiny Islands se escuchó.
— Ri…Riku. ¿Qué haces aquí? — Dixie
tartamudeó al ver al experimentado Keyblade Wielder. Su sonrojo casi rivalizaba
con la lana roja que cubría el cuerpo de Kuzco.
— Escuché que habías venido a este mundo y
quise ver si podía ayudarte en algo. — Riku respondió sonriendo.
— No es que quiera interrumpir esta
extraña reunión, pero les recuerdo que hay algo más importante: YO. —Kuzco
interrumpió el reencuentro de los camaradas.
— La llama parlante tiene razón en parte.
No sobre él, pero sí que tenemos que trabajar. Hay una obscuridad muy pesada en
este mundo. El comportamiento de los Heartless no es común. Investiguemos ese
laboratorio y luego conversamos, mi buen amigo. —Riku comentó en tono serio,
invocando su propia Keyblade. Dixie agitó su cabeza para quitarse el sonrojo y
asintió.
Kuzco
jaló la palanca para revelar la entrada al laboratorio. Lo había hecho tantas
veces que esta no vez no escogió la palanca incorrecta. Los tres siguieron el
recorrido estilo montaña rusa dentro del vagón. A pesar de lo serio de la
situación, Dixie no pudo evitar sentir la excitación que uno siente al caer
varios metros en una situación de riesgo controlado.
El
laboratorio era enorme. El techo alto y cavernoso estaba decorado con
candelabros. Los distintos colores de los contenidos de las botellas reflejaban
tonos de luz variados. Por momentos se podía ver todo el espectro del arco
iris. Varias mesas mostraban distintos experimentos de Yzma. Dixie no podía
evitar sentirse impresionado. Tenía más pócimas que el mismo estudio de Yensid.
Al parecer Yzma era una científica o alquimista brillante y prolífica.
— Sean bienvenidos. Me encanta tener
público Lástima que Kronk no dejó preparadas empanadas ni café. — La voz
femenina parecía un ronroneo felino constante.
La dueña de esa voz era una mujer
delgada y alta, con más arrugas de las que se pueda contar. Se encontraba parada
en la sombra de un gabinete alto. Su atuendo estaba compuesto por un vestido
negro que le llegaba hasta los pies y aplicaciones moradas. Tenía un tocado de
plumas lilas en su cabeza. Todos al voltear a verla no pudieron evitar
preguntarse cómo es que alguien tan viejo podía seguir vivo y por qué todos
podían estar detrás de uno sin hacer bulla o ser notados.
— ¡Yzma! Casi me matas del susto. Tú mejor
que nadie deberías saber que es de mala educación sorprender a alguien y más
aún si la sorpresa es alguien tan feo como tú. — La respuesta insolente de Kuzco
no se hizo esperar. Dixie y Riku no
podían comentar nada acerca del intercambio de palabras que continuó, insultos
mutuos que ellos no podrían repetir por lo ofensivos y porque algunos estaban
en quechua, la lengua oficial de este mundo.
— Yzma, Kuzco, me encanta verlos conversar
tan amenamente, pero creo que nuestros invitados han esperado mucho. —la voz de
Lovxi se escuchó en medio de risas mientras un portal a los corredores de la
obscuridad se abría. —Hola, Riku. No te veo desde aquel incidente en Riley’s
Mind, hace tantos meses. Un gusto verte. Nuestros amigos en común quieren
jugar.
Lovxi sonreía al ver la mirada de rabia
que Riku le dirigió. Chasqueando sus dedos convocó algunos Nobodies que no
perdieron tiempo en rodear al nativo de Destiny Islands. Por su parte otro
grupo de Nobodies inmovilizaron a Kuzco y a Dixie, quienes no tenían las
fuerzas suficientes para contra atacar.
— Lovxi…. —La cólera en la voz de Riku era
más que obvia. Pero no le quedaba otra opción que defenderse, alejándose de los
demás.
— Tienes razón Lovxi. ¿Dónde están mis
modales? Me ayudarías mucho presentando a nuestro huésped de honor, ahora que
los no invitados están ocupados. ¡Tira de la palanca, Lovxi! — Yzma le sonrió
al hombre vestido con la capucha negra. Levantó su mano derecha en un
movimiento melodramático mientras habló.
Lovxi
hizo una reverencia aún más teatral que el gesto de Yzma y con una risa
parecida a la de un niño jaló una palanca solitaria que se encontraba en la
disfrazada como el cuerno solitario en la estatua de un jabalí. Yzma había
aprendido a simplificar su laboratorio y se deshizo de las palancas sobrantes
hace un tiempo.
La
palanca activó un mecanismo de poleas que levantó una tela que cubría una jaula
enorme. Kuzco no había notado la presencia de esa celda la última vez que
estuvo en el laboratorio, pero es posible que no le haya dado importancia en su
afán de ser Kuzco mismo.
— ¿Kronk? Pensé que habías desaparecido. —
Kuzco balbuceó. La prisión estaba ocupada
por un hombre musculoso recostado y encadenado en una mesa.
La
boca del hombre tenía un embudo conectado a una manguera transparente. Dentro
de la manguera se veía un líquido rosado que fluía desde una botella sobre una
mesa. El líquido se detenía antes de llegar al embudo gracias a una válvula que
cerraba el flujo del líquido. Kuzco y Dixie reconocieron el líquido rosa como
la fórmula de transformación creada por Yzma, pero no sabían a qué animal
pertenecía esa esencia.
— ¿Desaparecer a Kronk? Vamos, Kuzco sabes
que dependo completamente de él. Es más, es la parte más importante de mi plan.
Primero, convertir a todos en animales. Segundo, lograr que esos animales me
obedezcan. Tercero, hacer que esos animales se vuelvan Heartless. Cuarto, que
los animales obedezcan a Kronk. Quinto, acabar con el Sol. Soy brillante,
brillante, como oro les digo. —Yzma se acercó al grupo agitando sus manos.
—Claro, no lo habría logrado sin mi querido Lovxi. ¡El mejor asistente que he
tenido en décadas! — La euforia de Yzma era evidente.
— ¿Por qué acabar con el Sol? No lo entiendo
qué te ha hecho. Es solo una estrella que da calor. —Dixie no pudo contenerse y
soltó lo primero que se le vino a la mente ya que no podía moverse.
—
¿No me ha hecho nada? Cuando una mujer adquiere cierta edad, y
los hombres que te adoraban ya ni siquiera se inmutan. Vale la pena evitar los
días soleados y vivir a la luz de la bondadosa Luna. Pero la Luna envejece,
como todas nosotras. Y sus años hermosos se acaban. Así que ahora ella ora por días
interminables, para vengarse del Sol. Cada pequeño rayo de Sol me roba mi
juventud. ¿A quién culpar? ¿Quién? ¿A quién maldecir? Sabes, que el único
culpable sería mi enemigo, el Sol[1]. — La voz de Yzma parecía entonar
una canción.
— ¡Eso es imposible de hacer, vieja
loca! — La paciencia de
Dixie había llegado a su límite. Los habitantes de este mundo en verdad lo estaban
alterando.
— He ahí la importancia de Kronk en
todo esto. Lovxi, ¿serías
tan amable de proceder con lo tuyo? — Yzma señaló con una uña con manicura al
encapuchado. El ronroneo en su voz no se perdía en ningún momento.
— Con mucho gusto, Yzma. — Lovxi se acercó
a otra cortina, más pequeña y descubrió una segunda jaula más pequeña.
— ¡¿Eeyore?! ¿Qué hace él aquí?… No
debería…— Riku se distrajo un rato al notar al pequeño e inconsciente asno de
felpa, habitante de los 100 Acre Wood, pero no pudo hacer mucho. Los Nobodies
lo jalaban en batalla.
— En realidad, querido Riku es culpa
tuya y de Sora que nuestro pequeño amigo esté aquí. Ustedes me inspiraron. Si
una luz ajena puede fortalecer el corazón de alguien, es lógico que una
obscuridad ajena pueda fortalecer la obscuridad de uno. Hice mis experimentos e
investigaciones. Todos tenemos algo de obscuridad y luz en el interior. Es
normal que cada quien pueda balancearlas a su manera. ¿Pero qué pasaría si
extraemos esa obscuridad de un ser y se la inyectamos a otro? —
El tono de Lovxi tomó una calidad científica que parecía la de un académico y
que contradecía la mirada psicótica que sus ojos color rosa lanzaban.
— Pensé y pensé quién sería el mejor
candidato. Debía ser alguien que pueda convivir con su propia obscuridad de
manera natural. En mis viajes conocí a este pequeñín, con una capacidad para la
baja autoestima tan impresionante que hasta a mí de contagió algo de su
pesimismo. Le conté a Yzma sobre mi teoría y me dio la oportunidad de
experimentar, ya sabes, de científico a científico y estuvo encantada de
empezar cuánto antes. — Lovxi invocó su arma metálica, una
especie de mezcla entre nudillera y una garra que se asemejaba a los colmillos
de una serpiente.
Dixie miró impotente cómo Lovxi insertó ligeramente esos colmillos en el
cuerpo del pequeño asno. Podía notar que seguía con vida por la leve
respiración que levantaba y bajaba su pecho. Cuando los colmillos abandonaron
la piel de felpa, parecían estar cubiertos en un aura obscura. Lovxi se movió
con velocidad. Abrió la válvula conectada al embudo. El líquido comenzó a
llenar la boca Kronk y se empezaba a notar el cambio alquímico en el hombre
cuando, sin previo aviso, Lovxi insertó su arma en la manguera. El liquido
rosado que caía se tornó negro. Por imposible que suene, Lovxi estaba
infectando la fórmula con la obscuridad innata de Eeyore.
—
¡QUÉ EMPIECE EL SHOW! — Yzma gritó emocionada,
abrazando su propio cuerpo en alegría.
El cuerpo de Kronk comenzó a
convulsionar. Sus músculos se hincharon más. Las cadenas se rompieron. Su piel
trigueña tomó el color escarlata de la sangre. Las dimensiones de su cuerpo
crecían. Sus pies rompieron las sandalias al convertirse en pezuñas. El embudo
cayó al piso. La mezcla obscura se derramaba inundando el piso de la prisión,
que había sido destruida cuando la altura del nuevo ser superó los cinco
metros.
La expresión de dolor cambió a una de
rabia ciega. Su rostro tomó la forma de una extraña fusión entre un cóndor, una
serpiente y puma. Las uñas crecieron al mismo tiempo que una cola crecía.
— ¡Brillante! ¡Brillante como oro les
digo! Levántate Supay, cubre a mi enemigo el Sol con tus tinieblas. — Yzma no
cabía en su emoción.
Dixie miraba aterrado. Kuzco se había desmayado al ver la forma que
Kronk había tomado. El nombre Supay le hizo recordar algo que había leído en la
biblioteca de Yensid, cuando investigaba sobre las costumbres de este mundo. De
acuerdo a su investigación, Supay era la Deidad del inframundo.
— ¡La mezcla es uno de mis más grandes
éxitos! Mezclé un poco de cada esencia en mi inventario y torturé a Kronk un
poco insultando su cocina para que haga más efecto. Al mezclarla con la
obscuridad ajena de ese burro, el cual necesita terapia el resultado es
brillante, brillante, les digo. — Yzma seguía celebrando.
La bestia se levantó de la mesa y lanzó un alarido que escarapeló la
piel de Dixie y de Riku. Los ojos vacíos color amarillo lo confirmaban. Kronk
se había convertido en un Heartless poderosísimo. Como si hubiesen esperado por
esto, los Heartless nativos de este mundo comenzaron a emanar mayores
cantidades de humo negro. Por las ventanas podían ver como ese humo se
acumulaba formando una nube en el cielo y poco a poco esta nube se acercaba al
Sol. Supay emanaba la mayor cantidad de humo negro.
Dixie logró liberarse y atacó al enorme Heartless. Tenía que evitar que
el Sol se perdiese. Sabía que sería catastrófico para este mundo si su Deidad
principal era destruida. Riku había logrado en ese momento vencer al último
Nobody. Ambos Keyblade Wielders utilizaron sus mejores técnicas en contra del
enemigo.
La fuerza de Kronk se había multiplicado exponencialmente al convertirse
en Supay. Con puños cubiertos de fuego los atacaba. Dixie pensó ver una pequeña
lágrima en el ojo de Supay, pero eso era imposible. Kronk había perdido toda
humanidad. ¿O sería posible que aún se pudiese salvar? Tenía que intentarlo.
Conocía la teoría, pero nunca lo había hecho.
Dixie concentró toda su magia en la punta de su Keyblade y lanzó un rayo
de luz. Un cerrojo brillante apareció en el pecho de Supay. Se escuchó un
click, como el de una cerradura abriéndose. Luz brillante salió del cerrojo.
Supay iba perdiendo su tamaño. Al cabo de un rato, el colosal Heartless, perdió
la obscuridad de sobra. Donde minutos antes un formidable rival se encontraba
peleando, ahora un hombre musculoso parecía dormir apaciblemente. La nube de
obscuridad en el cielo se fue disipando. Realmente lo que dijo Yzma era cierto.
Supay era la piedra angular del plan para destruir al Sol.
— ¿Cómo hiciste eso? — Riku estaba
sorprendido.
— No lo sé. Solo leí algo sobre el
poder de despertar que tú y Sora tienen. No pensé nada y solo quise ayudar a
ese hombre. Vi una lágrima en su ojo y eso me motivó a hacerlo.
Ambos Keyblade Wielders se miraron en silencio. Las mejillas de Dixie se
volvieron a sonrojar mientras que una sonrisa invadía sus labios.
— ¡Esto no puede ser! No permitiré que
me lo quites estando tan cerca, mocoso impertinente. No me importa quién seas,
pero no me arrebatarás mi victoria. Dame esa llave y te destruiré—Yzma
amenazó. El ronroneo en su voz al fin la había abandonado. —Quiero decir, dame
esa llave o te destruiré. Ya no importa qué conjunción use.
Dentro de su vestido Yzma guardaba un pequeño frasco de vidrio. El
líquido era aún más obscuro que el que convirtió a Kronk. Lo descorchó y se
disponía a beberlo.
— Yo no haría eso, si fuera tú. — Lovxi
se dirigió a la anciana mujer.
— ¡No te metas en esto inútil! ¡Si algo
tiene que salir como debe, debes hacerlo tú misma! — Yzma le respondió
amenazante al encapuchado.
— Bien. No digas que no te lo advertí.
— Lovxi le respondió levantando sus hombros.
El contenido del frasco actuó más rápido que con Kronk. Estaba
sintonizándose con la obscuridad propia de Yzma. La transformación fue
inmediata. Dixie reconoció la forma que tomó su cuerpo por el libro que había
leído. La extraña forma de serpiente con alas, que además tiene la cola de un
pez, una cabeza como la de una llama, ojos cristalizados y un hocico de color
rojo era la forma de Amaru, Deidad de la sabiduría, pero había algo corrupto en
su forma.
— Es una pena. Tanta inteligencia
desperdiciada. ¿Quién lo diría que todo su conocimiento pudiese ser fuente de
tanta obscuridad? Supongo que uno aprende algo nuevo cada día. Le dije que no
se deje llevar por su propia ambición, pero no me hizo caso. Bueno, se las
encargo. Nos vemos chicos. — Lovxi abrió un portal y entró al corredor de la
obscuridad.
Dixie y Riku se dispusieron a pelear nuevamente contra un enemigo de
mayor tamaño. Dixie no creía que el poder de despertar pudiese ayudar. No
notaba ni una onza de luz en el corazón de Yzma, ahora Amaru. Su alma ya había
sido devorada por la obscuridad completamente.
Las alas de Amaru agitaban el viento. Ambos Keyblade Wielders estaban
cansados. Tenían raspones por todas partes. Si Supay había sido difícil de
vencer, Amaru lo era mucho más.
— ¡MUERAN! —La voz de Yzma sonaba como
en un coro de mil personas. Amaru aún podía acceder a las funciones de
inteligencia, algo raro para un Heartless.
Riku utilizaba sus poderes obscuros como defensa mientras Dixie lanzaba
su Keyblade como una lanza.
— ¿Quieres mi llave? Pues toma mi
llave. — Dixie declaró al mismo tiempo que su Keyblade atravesaba el pecho a
Amaru.
Con un grito aterrador el cuerpo del Heartless se desvanecía en el aire.
La nube se alejaba del Sol. Del cuerpo de Yzma solo quedaba un montículo de
cenizas moradas
— ¡Lo hicimos Riku! — Dixie exclamó alegre mientras le
sonreía al nativo de Destiny Islands. Dixie cayó de rodillas y comenzó a reír.
Riku comenzó a acercarse a su amigo, para felicitarlo cuando un portal
de obscuridad se abrió y del pasillo salió Lovxi aplaudiendo.
— Bien hecho chicos. Me han ayudado en
mis experimentos. La data obtenida es valiosa. Pero quiero hacer una pequeña
prueba adicional. ¿Qué pasaría si la obscuridad de un ser de un mundo invade al
nativo de otro mundo mientras él se encuentra en un tercer mundo? Me muero de
curiosidad. Esta vez no usaré la fórmula de Yzma, solo mi propio elemento, el
veneno y la esencia de Eeyore —Diciendo esto insertó una última vez su arma en
el cuello de alguien más. El cuello de Dixie, quien ahogó un grito sorprendido.
Riku se lanzó sobre el encapuchado, pero eso a Dixie ya no le afectaba.
Su mente se alejaba de la luz. Caía en un abismo que parecía eterno. Sentía
pena; miedo, impotencia; rabia; entre otras sensaciones. Pronto dejaría de
sentir si quiera. Tal vez fue demasiado soberbio al pensar que no tenía la
suficiente obscuridad dentro de él para que sea afectado. Debió seguir los consejos
de su maestro y no recorrer sin protección los corredores obscuros. Ya era
tarde. Las tinieblas lo cubrirían todo muy pronto.
—…xie…Dixie…regresa. — Una voz lejana y cálida lo llamaba. No, no lo
llamaba lo jalaba con fuerza. A lo lejos veía como el brillo filtrado de un
eclipse se hacía cada vez más fuerte. La luz erradicaba la obscuridad. No, no
la erradicaba, la balanceaba. Tenía que aceptar su propia obscuridad y su
innata luz para poder soportar la obscuridad de otros.
***
Dixie abrió sus ojos. Estaba recostado en el piso. A su costado Kuzco lo
esperaba sentado. Había recuperado su forma humana. Kuzco le contó lo que había
ocurrido, según lo pudo ver el emperador al recuperar el conocimiento. El tal
Lovxi lo atacó con su arma. Mencionó algo que Riku sería inmune por lo que su
experimento no resultaría con él. Kuzco no dejó detalles fuera. Riku lo
defendió y logró vencer, con una relativa facilidad, al encapuchado, quien
escapó riéndose entrando a una de esas puertas obscuras. Pero el cuerpo de
Dixie se había convertido en una pequeña Sombra. Riku se había acercado a él y
comenzó a llamarlo. El rostro del pequeño Heartless se sonrojó mucho y luego de
brillar, Dixie había recuperado su forma, pero seguía dormido. Kuzco le narró
cómo Riku había apuntado su extraña llave plana al Sol y como un cerrojo
apareció y un sonido como de algo cerrándose se escuchó. Fue en ese momento que
Kuzco recuperó su forma humana y, según pudo ver por las ventanas, todos sus
súbditos también habían corrido con la misma suerte. El emperador, parecía un
poco más humilde.
— Riku dijo que tenía que llevar al
pequeño asno a su mundo para que nuestro equilibrio no se pierda. Me pidió que
te entregue esto. — Kuzco le entregó a Dixie una fruta con forma de estrella y aunque Kuzco
no entendía el por qué, el Keyblade Wielder se sonrojó mucho más que antes. —
Vamos, creo que mereces algo de comer. Kronk nos ha preparado empandas y café.
Vamos, te presentaré a Pacha y podrán compartir cómo fue conocerme como llama.
[1]
Nota del autor: esta parte es un fragmento traducido de la canción Snuff out
the Light. Canción eliminada de la película original. No intento infringir
derechos de autor ni apropiarme de cualquier riqueza que la letra pueda dar.
Disclaimer: Los personajes de Disney no me pertenecen, así como tampoco el universo de Kindom Hearts. No intento ganar nada monetariamente ni tampoco deseo faltar al derecho de autores. Los uso solo como tributo al maravilloso juego.
Las siguientes imágenes han sido creadas por mi primo como parte de esta colaboración con mi primo.
Las siguientes imágenes representan a dos deidades del mito incaico ubicada en https://misterioworld.com/supay-el-encargado-del-inframundo/
Amaru, deidad de la Sabiduría
Supay, deidad del Inframundo