Siempre me han
gustado los Juegos de Rol y últimamente estoy aprovechando mi tiempo libre en
este tipo de entretenimiento. Me puse a pensar que es muy fácil comparar la
vida de cada uno (uno mismo incluido) con la temática o la mecánica de este
tipo de juegos por su complejidad. Al tomar las distintas rutas que se puedan
abrir, se afecta no solo nuestra existencia, sino también la de aquellos que
nos rodean, ya sea de manera favorable o desfavorable.
Todo Juego de
Rol tiene un objetivo principal definido y los distintos personajes cumplen
roles específicos. Todo se basa en las decisiones que podemos tomar desde el
inicio. Según estas decisiones se mostrarán los distintos escenarios o caminos
para tomar. Para los que no han experimentado alguna vez este tipo de juegos,
es bueno recordar que estos escenarios múltiples se programan de acuerdo a las
probables respuestas que el jugador dé. Por ejemplo, si el jugador toma ciertas
decisiones podría influir en el desarrollo ya sea empezar una campaña de noche
o de día. Del mismo modo, nuestras vidas son definidas por nuestros sueños y
nuestras metas. Toda acción genera como inevitable reacción un paso hacia o en
contra de nuestro horizonte, lo cual hace que cada día cuente, al igual que cada
disposición que tomemos, para acercarnos o alejarnos de dicho norte. Como toda
historia con un buen argumento, existen giros sorpresivos, es decir,
consecuencias no planificadas. Dependemos de nuestra capacidad de adaptación
para sobrellevar las llamadas “ironías” de la vida.
La amplitud
del mundo en el cual empezamos nuestra travesía nos da la libertad de explorar,
de manera casi ilimitada, la intrincada geografía y ver las distintas
posibilidades. Si bien tenemos un objetivo principal, podemos tener objetivos
secundarios o complementarios. A lo largo del desarrollo humano, podemos
desviarnos un poco de nuestro camino. Estos caminos alternos, o como los
conocen en los juegos “side quests”, permiten el desarrollo del personaje
principal, es decir, nosotros mismos. Como protagonistas responsables de
nuestra historia individual, cada camino alterno que tomemos nos ayudará o
limitará en cierta manera de cara a nuestro objetivo principal, pues existen
decisiones que podrían cancelar ciertos resultados o podrían catalizar otros.
Invariablemente cada decisión nos hará evaluar nuestros límites y buscar
soluciones a los problemas que se puedan presentar. Muchas de estas complicaciones
serán remediadas usando distintos aspectos de nuestras habilidades: mentales,
físicas, emocionales o espirituales.
Usualmente los
personajes, ya sean principales, secundarios o menores, recolectan distintos
artículos que podrían ser de ayuda en la campaña que hayan iniciado. Lo comparo
con el mundo real y es bastante similar, con la diferencia que en nuestro caso
los productos más útiles no son necesariamente tangibles. Si bien los jugadores
podrían coleccionar espadas, escudos, cetros u otro tipo de armas u objetos de
distintas utilidades (sanación, escritura, lectura, mapas, etc.), nosotros
podremos coleccionar conocimientos que nos permitan obtener herramientas que
usaremos como mejor nos convenga. Lo mencionado no limita nuestra posibilidad
de tomar la recolección de “ítems” en un sentido literal. La ventaja que le encontramos
a estos objetos, ya sean tangibles o intangibles, es la capacidad de
intercambiarlos a nuestra conveniencia con tal de mejorar nuestro inventario.
Por otro lado,
las habilidades que podamos tener o desarrollar dependerá de las decisiones que
se tomen, ya sea basadas en aspectos filosóficos, morales o éticos, y de las
acciones que iniciemos consecuentemente. A los humanos nos acomoda la
especialización, lo que nos permite perfeccionar cierto grupo de capacidades
para obtener mejores resultados. Se pueden aprender nuevas habilidades conforme
vayamos avanzando, incluso en muchas oportunidades, tanto en el juego como en
la vida misma, debemos dar algunos pasos hacia atrás y desarrollar determinadas
facultades para seguir al siguiente nivel o superar algún nuevo reto que se nos
presente.
Es ingenuo
pensar que desde el inicio estaremos listos para todo lo que la vida nos
arroje. En los Juegos de Rol, el protagonista, debe ganar experiencia para
lograr avanzar en su “misión” principal. Muchas veces esta experiencia crece
con cada victoria o derrota que se experimenta y eso es aplicable a nosotros
mismos. La experiencia debe fluir de manera creciente y constante. Nuestra
ambición por crecer debe mantener una cadencia ininterrumpida. El crecimiento
es inevitable, y queramos o no, ganaremos experiencia con cada paso que demos y
con cada reto superado. Es cierto lo que menciona C.S. Lewis “La experiencia es
un maestro feroz, pero está claro que te hace aprender”.
La combinación
de la experiencia, las habilidades y los conocimientos, nos permitirá una mente
más abierta y preparada para tomar decisiones de manera más rápida y asertiva.
No recorremos
la vida solos. Tenemos compañeros, amigos, aliados y conocidos que forman parte
de nuestro grupo, ya sea de manera fortuita y temporal o estática y perene. En
los juegos se les conoce como “Party Members”. Esta unión, basada en
situaciones de ganar- ganar aprovechará el conjunto de habilidades, ítems,
conocimientos y experiencias de los distintos miembros del grupo para cumplir
ciertos objetivos. El aporte que cada miembro pueda dar, ayudará a todos los
miembros a crecer, obteniendo sinergia. Sin embargo, no debemos olvidar que
cada ser tiene un objetivo principal distinto y en algún momento deberá tomar
algún rumbo diferente al nuestro para seguir su propia ruta de vida. Estas
relaciones pueden basarse en amor, amistad, intereses comunes, enemigos
comunes, etc. Cada miembro del equipo, ya sea permanente o temporal, es
importante y como tal se debe practicar el respeto mutuo.
Conviene
mencionar a aquellas personas con las que no tendremos relación alguna, pero
que por su aporte pueden facilitar nuestra búsqueda. Los juegos los nombran
como “Personaje no Jugadores” (Non-Playable Characters) e incluyen proveedores,
maestros, guardianes, consejeros o informantes. Estas personas no se unirán a
tu grupo, pues puede que sus intereses difieran completamente de los propios,
sin embargo, podrán cumplir ciertos roles de soporte que no deben ser
subestimados. En los Juegos de Rol te recomiendan conversar con cada personaje,
pues así podrías desbloquear nuevas rutas u obtener información indispensable.
En nuestra realidad, podemos aprovechar cada interacción interpersonal que
podamos tener para buscar oportunidades que nos acerquen a nuestras metas.
No todos los
personajes estarán a favor nuestro. Puede tratarse que sean nuestros opuestos,
por lo que la sabiduría nos deberá guiar y ver si conviene pelear, huir, reunir
fuerzas o alejarse de las amenazas que puedan presentar en contra de nuestro
objetivo. Sin embargo, no podemos negar el valor de un buen rival, pues nos motivará
a buscar más experiencia.
Todos, de vez
en cuando, necesitamos un santuario, o lugar para reposar y recuperarnos.
Atender y sanar las heridas obtenidas a lo largo del camino es imperativo.
Muchas veces ese periodo de reposo nos dará más fortaleza para continuar la
búsqueda. El problema se da cuando no queremos aceptar esa realidad y pensamos
que somos invencibles. El equilibrio entre ataque y defensa debe ser respetado.
A veces conviene tomar una actitud neutral y observar, esperando que se dé la
oportunidad perfecta para contra atacar o utilizar la fuerza del enemigo en su
contra.
La vida es un
juego y nosotros debemos decidir qué tipo de jugador ser. Podremos decidir ser héroes
o villanos y defender distintas causas, pero todo deberá alinearse, como en el
ajedrez, a nuestra propia estrategia para obtener lo que buscamos. Somos
nosotros los escritores y protagonistas de este juego de Rol que es nuestra
existencia así que es nuestra obligación tener la trascendencia necesaria para
tomar cada una de las decisiones y avanzar con seguridad hacia nuestro
propósito.