Se levantaron las paredes y nadie notó su
presencia.
Silenciosamente fueron rodeando el perímetro.
Nada podría atravesarlas.
Existe una extraña sensación de protección
cuando uno es prisionero de muros invisibles...
pero uno sigue atrapado por más protegido se
encuentre.
Los gritos de auxilio no llegan al exterior;
nadie podrá derrumbar las paredes,
a menos que el mismo prisionero las derrumbe,
pero hacerlo significa un gran sacrificio:
sangre, sudor y lágrimas serán derramados
a cambio de que abra un pequeño umbral en las
Paredes del Silencio...
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