lunes, 14 de agosto de 2017

Cambio de Programación





Hemos crecido escuchando frases, que luego se convirtieron en paradigmas, como “Ganar no es lo importante. Lo que cuenta es participar”, “Cuando los mayores hablan, debes quedarte callado”, “No se le corrige a los mayores”, “Eso no te dará plata. Mejor estudia…”, entre otras. Esos paradigmas se grabaron en nuestras mentes desde que fuimos niños, programando nuestra conducta según esas “verdades absolutas”. Sin embargo, al crecer nos damos cuenta que tal vez esos paradigmas no son tan viables en el mundo actual.

Respetar esos preceptos puede ocasionar que nuestro ritmo de vida se vea atropellado por la cadencia social. Por ejemplo, si solo nos preocupamos por participar, sin buscar ganar, podemos adoptar actitudes facilistas o mediocres. Ya sea en los deportes, en la educación o en el trabajo siempre existirá la competencia. Es más, esa competencia es la que nos hace sobrevivir, como diría Darwin, la selección natural se encargará de hacer que queden solo los mejores capacitados.

Así mismo, se ha demostrado que a pesar de haber seguido una carrera que tradicionalmente no era muy rentable, existen personas exitosas, lo cual nos hace hincapié en la realidad inevitable: el mundo está cambiando,  así como la forma en que nos manejamos en él. El mundo demanda que ahora no nos quedemos callados ante un error. Puede parecer contradictorio, pero el respeto es algo que se gana, no algo innato.

Constantemente, debemos “reprogramar” nuestra forma de pensar, asumiendo nuevos valores y nuevos retos. Muchos lo llaman desaprender, otros cambiar el chip. Lo curioso es que conocemos lo difícil que es hacer los cambios que se necesitan para seguir el ritmo, sin embargo, continuamos repitiendo la tradición oral de esos paradigmas con las nuevas generaciones.


¿Queremos cortar alas? ¿Deseamos repetir los errores de nuestros padres y antepasados? Es momento de corregir la forma en la que enseñamos a los más jóvenes e inexpertos. Si empezáramos la crianza con paradigmas más actuales y sostenibles, nuestra forma de pensar no chocaría con esos periodos en los que debemos evolucionar. Es probable, que sin desearlo, estemos cerrando algunas puertas o destruyendo potenciales. Recordemos que lo que un niño aprende desde pequeño será aplicado en su vida.