viernes, 5 de febrero de 2016

CAMPO DE BATALLA


 El campo de batalla estaba lleno de armas caídas, recuerdos de guerreros que perdieron la batalla así como la voluntad de seguir. De esas batallas solo quedan las memorias, las cuales poco a poco se irán borrando con el paso del tiempo. Pero que no surja la pena. Es parte de la vida.

Los guerreros sobrevivientes se han contagiado de la decadencia que este cementerio emana, y aunque no es una enfermedad letal, están buscando entrenar nuevos soldados. A veces sus esfuerzos son inútiles. Los nuevos guerreros renuncian antes de siquiera obtener sus armas. Otras veces sin embargo, los nuevos reclutas muestran potencial y prometen inyectar nueva sangre al ejército. Se visten con la túnica de la Paloma en Llamas.

Se ha intentado recuperar a aquellos hombres y mujeres, quienes en su juventud, arrojaron sus armas a las cenizas del suelo, sin embargo, en algunas oportunidades están demasiado consumidos por sus propios lados obscuros o su propia vergüenza. Hemos reducido en número, pero muchos reconocen con nostalgia que necesitan ayuda en sus propias guerras. Solo el futuro hará que nuestros caminos se intersecten nuevamente. Seremos camaradas, ex compañeros de guerra, si es que nuestros corazones lo permiten.

Algunos de los peleadores han decidido una retirada táctica, para reagrupar fuerzas y retornar, pero ¿qué se necesitaría para que los espías enemigos no roben su aliento de vida? Esperemos que no se vuelvan nuestros enemigos.

En el suelo duermen sin vida las armas de los vencidos: un abanico de espadas; una nudillera; un tridente; mazas con y sin cadenas; martillos gigantes; una botella con rastros minúsculos de una savia sanadora; la daga con dos hojas; y muchas más. Perdieron su brillo estelar. Pero no todo fue en vano. Centenares de almas recibieron la ayuda que necesitaban, todo gracias al esfuerzo de los guerreros, tanto los caídos y olvidados como los sobrevivientes. Tal vez el General les ordenó participar de otras misiones y tal vez ya les dio sus armas verdaderas.

El tiempo se agota. El brillo de las armas de los sobrevivientes se está apagando. Algunos han llevado sus batallas a otros lares. ¿Será posible que los nuevos guerreros descubran sus emblemas y se comprometan? Será necesaria la presencia de las 3 personas en un solo Ser para ganar la Guerra.
Soldados del Sacrificado por Amor, unámonos y apoyémonos. Si caemos, ayudémonos a seguir caminando, ya sea con nuestras virtudes y con nuestros defectos. Levanten sus armas al cielo, que el sol las ilumine y permítanse el honor de servir al Cordero: Creador, Salvador, Reforzador.








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