Ha nacido de las obscuras sombras,
en las que habitan los seres sin corazón,
un amor sincero, cargado de
verdadera luz.
Renació, en la negrura de la
tristeza,
la fuerza del amante que superará al
vacío.
En medio del reino tenebroso,
una estrella simboliza
tanto al amor eterno como al corazón que nacieron en
medio de las más perversas almas.
Seres sin alma caminaron en este
valle perdido en el crepúsculo,
atacando a aquel que se dignó a
amar.
Ni
la Luna ni el Sol pudieron brillar hasta que la pasión resucitó.
En medio de una lucha a muerte
por salvar un mundo creado entre
los dos,
el más grande miedo se traduce en la pena
generada cuando las puertas se cerraron
por dentro,
dejando al amante fuera por
siempre,
con la única esperanza de
encontrar el camino iluminado.
Mientras más grande la luz, mayor
será el tamaño de la sombra,
pero solamente el amor que se
acepta podrá crear un campo purificador.
El amante encontró a su amada y
tuvo que protegerla en el reino del olvido,
donde el fuego ya no quemaba,
el agua ya no mojaba,
la tierra ya no era fértil
y el aire era veneno.
En el territorio donde todas las
penurias se unieron para invadir las almas,
el arco iris en negro no podría
encontrar asilo.
Sin embargo, solamente el valor para
arriesgarse y recuperar lo olvidado calmaría la furia del infierno.
Donde el tiempo no existe,
donde incluso lloramos de pena,
en un lugar sin alma, sin corazón,
nacerá un amor único.
Un millón de estrellas fugaces caerán
creando el cielo propicio para el
romance.
En la naturaleza de los miedos de
él y los horrores de ella,
nació un corazón conjunto.
Una estrella partida en dos,
compartida por espíritus puros.
Ni los deseos rotos,
ni los sueños que se pierden,
ni los reinos invadidos por la
apatía
podrán destruir este reino.
Donde los libros otorgan palabras
sin contenido;
donde el día murió
nació la esperanza.
Donde la razón se confundió,
Nuestros seres se contaminan con
Vida.
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