Hace unos días descubrí en la red la foto de alguien a quien amé profundamente. Y sé que el amor de un niño siempre es verdadero. Tenía ocho años cuando la conocí. Ella?? Recién los 20 años había cumplido.
Dicen que la persona que más toca un corazón es aquella que es tu maestra. Pues a esa edad descubrí que es verdad.
Rita Lepage fue mi tutora y mi profesora en el colegio. Muchos nos quedamos prendados. Su bondad era embriagante y su rostro parecía estar dibujado con maestria. Yo personalmente (como muchos niños) me "enamoré" de la profe.
Ella empezaba a trabajar. Mi salón fue su primer grupo. Al año siguiente, yo entré a tercero de primaria. Las clases de natación fueron reestablecidas para nuestra promoción.
Fue en aquel triste viernes en que la vi siendo cargada por los profesores. Ella se había desmayado en las premisas de la piscina (no dentro, pero sí en las tribunas). La llevaron de emergencia a la clínica.
No pasó ni una semana, cuando mi tutora intentó darnos la noticia. No sé cómo pero yo ya sentía la verdad... Falleció por un derrame cerebral a los 21 años...
Lloré por 8 horas seguidas. Fui al velorio, a la misa. En su lecho ella parecía una Santa o algo así. La muerte aún no había empezado a corromper su belleza natural. Todo se llevó a cabo en la capilla del colegio Marista Champagnat de San Isidro.
Nada fue igual. No pude ir al entierro. Me dijeron que sería demasiado para mi. Lo unico que se es que su morada actual es el Angel, pero no me pregunten la ubicación exacta de esa cama eterna, empotrada en la pared.
En su honor, se elaboró un jardín con su nombre al costado de su primer salón, jardín que yo tomé como responsabilidad cuidar.
La historia se vuelve turbia. Dios quiso que sanara. De alguna forma mi agenda con el telefono (que marcaba a diario para conversar con su mamá) terminó destruida en mis pantalones (la lavadora), y lo peor es que mi memoria (que usualmente es excelente) borró ese dato. Los psicologos me visitaban (o mejor dicho yo los visitaba) con frecuencia.
Ahora las lágrimas invaden mis orbes verdes pardas. No creí que en verdad la tristeza aún me atacara.
Su dulce mirada. Su sonrisa, sus risas en sí...
Tributo a ti, amada Rita. Tributo entre los ángeles y las estrellas...Maestra de paciencia...