Mi espíritu se desnudó quedando indefenso,
pero fue necesaria la
vulnerabilidad para cambiar.
La metamorfosis fue dolorosa: las
estrellas, los planetas y la luna me compartieron su esencia. Luz y oscuridad
mezcladas me causaron angustia y sanación.
No es fácil mejorar.
Los cuatro elementos se unieron:
El poder del fuego destruyó todo,
dejando cenizas.
La maternal tierra me dio vida
nueva.
El libre aire llenó mis pulmones de
aliento renovado.
La frescura del agua recorría mis
venas.
Sentí la oración que otros
elevaron por mí. Sentí sus fuerzas que vestían mi alma con armadura protectora.
Me he transformado: mis pecados y
los mandamientos se fusionaban y formaron una crisálida que me cubriría como a
una oruga.
Mis lágrimas limpiaron mi mente
del veneno que otros y yo depositamos en mi interior.
Mucha suciedad había. Mi corazón
ya parecía un estorbo.
La fe causó la evolución. Me he
transformado.
La pena fue el abono para la
empatía.
La ignorancia dio paso a la inteligencia.
El amor cauteriza las heridas que
él mismo causó.
El pasado y el futuro copularán
para dar a luz a un presente que quiera recorrer.
Vuelan las mariposas bajo la luna,
anunciando muerte y nacimiento.
Vienen las emociones que llenarán
el día con plumas de ángeles negros y demonios puros.
Las canciones suenan en el silencio.
Me he transformado…