¿Qué tal si me sanas como lo
hiciste antes?
Mi espíritu anhela tu canto...anhela tu susurro para despertar.
¿Qué tal si curas mi corazón?
Haz que lata al ritmo del tuyo.
¿Qué tal si me regalas fuerza,
sabiduría y valor para dar un paso más?
¿Qué tal si secas las lágrimas
y me permites un respiro? Sería agradable un momento de quietud...
Óyeme. Señor D, sé que me
escuchas...
¿Qué tal si me compartes un poco de esa medicina que me diste
antes?
¿Qué tal si me permites
regresar a la inocencia?
¡Sí! Sería una segunda oportunidad.
Mírame... Siénteme... llena mi
boca con el sabor a miel y mi olfato con el aroma de rosas y orquídeas frescas.
Cuídame... Sáname... Lléname...
¿Qué tal si nos encontramos?
¿Me reconocerías entre tantos?
Rejuvenece mi sangre...
reactiva mi ser con creatividad y empatía.
Oye tú, ¿qué tal si compartimos
como antes?
¿Qué tal si besas mis heridas y
las cicatrizas?
No te pido desaparecerlas... ¿qué aprendizaje tendría sin
ellas?
¿Qué tal si me enseñas a
aprovechar mis talentos?
¿Qué tal si me obsequias
consuelo, Señor D?