Este cascarón llamado piel ya
queda chico. El espíritu conservado en su interior está a punto de romperlo y
salir libre.
Primero serán las alas
renacidas...
Luego los sueños recuperados
quebrarán la prisión en la dormitaron tanto tiempo
Los siete pecados capitales,
ahora fusionados con las siete virtudes cardinales, abrirán paso a los sentidos
y así pronto la cárcel será destruida.
El alma crece con su amor, su
pasión, su frustración, sus miedos, su dolor y sanación... las grietas en el
caparazón de carne no se harán esperar. La piel quedó chica y ya no podrá
resistir.
Es un ciclo eterno de
renovación: la piel se destruye, el espíritu se libera y poco a poco cicatriza
una nueva coraza, para proteger aquella alma inmortal. El ciclo, como una
serpiente mordiéndose la cola continuará cada vez que el cuerpo se olvide de
ser apoyo al verdadero ser, será desechado hasta que de sus cenizas se
reconstruya.
La vida empieza luego de un
paréntesis, intensa como ella sola. La vida enamorada de la libre felicidad
será bálsamo para quien tengan contacto con ella, pero para eso la piel deberá
abrirse en carne viva.
La furia del dragón
contraatacará al opresivo matón que se oculta en la auto represión. El veneno
cauterizará las heridas que el corazón sufrió.
Es momento de salir. La piel
ya quedó chica...