Vinieron los pecados,
deliciosos caprichos que llenan los días de nosotros los mortales.
Vinieron los pecados,
tentadores, dominantes y perpetuos.
Vinieron los pecados,
con todos los matices del arco iris corrupto por las estrellas.
Caprichos de nuestra naturaleza humana: egoísmo vital.
Caprichos de niños con cuerpos de hombres y de mujeres aniñadas.
Es difícil resistir esos seductores susurros con voz serpentina…
Con la delicadeza del terciopelo, cubren nuestros cuerpos con acero pesado…
Vida caprichosa…
codicia por amor.
Lujuria que activa nuestros latidos hambrientos de más placer.
Caprichos rabiosos y coléricos que nos hacen envidiar la vida en el
Olimpo.
Nuestro orgullo se ve atacado por esos deseos no perezosos.
Hervir la sangre que congelará el corazón humano con cada aliento…
Caprichos y deseos reprimidos que pronto se liberan bajo la luna llena.
¿Tendremos la fortaleza para negarnos al pecado más grande?
Caprichos de niños con cuerpos de hombres…
Deseos de mujeres aniñadas…
¡Qué suelten a los leones!
Es momento de pelear por vivir.
¡Qué vengan los deseos más caprichosos!
Veamos quién vence en la lucha titánica
Nosotros contra Nosotros mismos…