¿Qué ocultas detrás de ese perfil público, que no deja de mostrar lo poco que valoras la privacidad?
¿Qué ocultas tras toda esa cantidad de amigos, que posiblemente ni reconozcas?
No puedo leerte, solamente veo las emociones que fríamente me muestras. A lo mejor son tan falsas como la foto del perfil.
Sigo tu actividad, tan poco coherente que únicamente da risa, pues también eres una oveja que sigue al rebaño sin pastor. Bee Bee.
¡Qué extraño encontrarte sin verte! ¡Qué extraño saber sobre tus amores y desamores, sin reunirnos a conversar!
Veo que somos esclavos pendientes de una actualización, tanto tú y yo, esclavos de un monitor sin voz, de un mal que se torna necesario.
Ya no puedes contar algo sin que le guste o disguste a alguien. Ya no juegas, solo vives atrapado como si tu rostro hubiese sido devorado por un libro.
Vives conectado, con un cable invisble que cada vez se enreda más en tu espina dorsal.
¿Será que lo controlamos o es que no diferenciamos si somos títeres o titiriteros?...