Atrapado estoy, entre las criaturas más letales
aquellas bestias dentro de cada quien,
dentro de cada alma entre las estrellas
Llevan consigo los colores del arco iris,
espectro de luz mortal,
cadenas multicolor que nos esclavizan
Rabia, nacida del asesinato de Abel,
manchada en rojo, como la tierra misma
manchada con la sangre del inocente.
Soberbia, la tentadora serpiente,
energía que llena los corazones,
tentándonos ser como Dios.
Miedo, de pesadilla mortificante,
como la fiebre amarilla,
corrompe mi cuerpo con terror ponzoñoso.
Valor o fuerza de voluntad, fuerte como el viento,
ballena verde, difícil de vencer,
a menos que el temor esté involucrado.
Esperanza, azul como el cielo,
el fuego más ardiente dentro del hielo
nacida de la oración, inútil si me rindo.
Elusiva compasión, añil como la noche
suficientemente ponderosa para estar sola, para estar con todos
tan ponderosa como cada bestia, excepto una.
El ente más peligroso actúa como un depredador en la jungla mundial,
cazando en secreto, cazando en silencio
devorando sin piedad nuestro pasado, presente y futuro,
porque no existe bestia, viva o muerta,
tan amenazadora como el amor con su delicado tono violeta.
Atrapado estoy. No hay a dónde correr.
Sus ojos se posaron en los míos,
intentando entrar en mi espíritu,
para corromperme con el egoísmo
de ser humano, de ser bestia...
de estar vivo
Sus esencias me invadieron
hace tiempo, pero ahora desean poseerme,
quieren a su presa para comer
mi carne para mascar
y mi corazón para habitar.
Soy el arlequín,
siempre el titiritero,
siempre ahí para burlarse de la vida con bromas psicóticas y empáticas,
pero hoy, soy solo suyo
¿Qué bestia ganará?
¿Qué bestia morirá?
¿Debería dejarlas comer mi alma?
¿O las debo devorar sin remordimiento?