Nuevamente con mis (retorcidos) análisis de los cuentos infantiles. Esta vez volvemos a demostrar la inocencia del lobo, pero con las pruebas de “Los Tres Chanchitos”.
Para variar un poco, los tres cerdos, al igual que la mayoría de personajes sólo tienen un padre (en este caso madre), en lugar de tener a ambos para que les pueda enseñar el bien y el mal, y otras cosas prácticas como construir una casa con algún material resistente. Mis sospechas: el padre de los cerdos o ha sido obviado por pisado, o, la razón que más me convence: La mamá de Caperucita lo había convertido en lonjas de jamón para los sándwiches que llevaba la condenada mocosa de rojo en la canasta, después de todo se dice que todos los cuentos de hadas existen en el mismo universo. Es por este motivo, que la madre porcina tuvo que hacer de madre y padre a la vez (con poco o nulo éxito como podemos ver)
Sigamos, entonces, con las pruebas de la inocencia del lobo. Luego de ser expulsado del bosque donde vivía a manos (y hacha) de un leñador mal guiado por las historias de una niña mitómana y una anciana con Alzhéimer, el Lobo consiguió un trabajo como Ingeniero Civil. Logró mucho éxito reconociendo malas estructuras y pésimos materiales de construcción. Usualmente, los profesionales públicos son considerados los malos de la película, pero ¿es acaso culpa del Lobo que la casa de paja y de palitos se derribarán por tan sólo estornudar cerca de ellas? Claro que no. Es culpa de los chanchos, en este caso de la escasa información acerca de materiales de construcción.
Es increíble que un funcionario tan profesional como el Lobo no haya podido entregar las multas correspondiente a los dos infractores a la seguridad en el hogar por construir “Predios Inhabitables”, pero más increíble es que el tercer hermano intente ocultar de la justicia a los informales marranos. ¿Entonces esto se consideraría otra falta grave? Depende del departamento legal de cada localidad, por lo que no podemos opinar mucho de esta tercera infracción, aunque el tono de sorna de su popular canción “Quién le teme al Lobo Feroz” sí es bastante insultante y condenable. Nuevamente la culpable es la madre por no inculcar valores de respeto al prójimo.
La eficiencia fue la perdición de Lobo, con tal de entregar las multas y respectivos citatorios, con el fin de no perder su trabajo y poder pagar el cuartucho de hotel en el que se vio obligado a residir por culpa de Caperucita Roja.. Cuando intentó dejar los respectivos sobres por la chimenea, ya que la puerta estaba bloqueada, los infractores pusieron a hervir agua, donde el pobre y abnegado lobo cayó, siendo víctima de otra tanda de la burlona canción de los puercos. Muchas versiones dicen que el Lobo no sobrevivió, otros dicen que nunca encontraron rastro de él pues no había avisado en dónde estaría. Otras más tenebrosas, relatan como los chanchos devoraron al pobre Lobo que cayó por la chimenea, lo cual me deja pensando el por qué dicen que Santa Claus no existe. De seguro los residentes de esa casa de ladrillos comen todo lo que cae por la chimenea.
La desaparición del lobo deja muchas interrogantes, algunas sin respuesta, pero divagando y adivinando, sólo se llega a una conclusión: La culpa de todo es de la Madre de Caperuza que mató al padre de los chanchos, evitando que les enseñe labores de construcción responsable. Esa culpa se vuelve mayor al ver tremenda hija que tiene la Sra. Roja. Pero qué se puede esperar de una señora que deja a su pobre madre en el medio de un bosque viviendo sola (tacaña, ni para la casa de reposo quiso dar), permite que su hija de 11 años viaje sola por el mismo bosque con una canasta llena de sándwiches, y prefiere quedarse en casa a organizar un paseo familiar. Si alguien puede dar mayor información acerca de esta psicópata que se hace llamar madre abnegada no duden en comunicarse. Pido que no intenten detenerla pues es peligrosa y nadie sabe cómo pueda reaccionar.
Para variar un poco, los tres cerdos, al igual que la mayoría de personajes sólo tienen un padre (en este caso madre), en lugar de tener a ambos para que les pueda enseñar el bien y el mal, y otras cosas prácticas como construir una casa con algún material resistente. Mis sospechas: el padre de los cerdos o ha sido obviado por pisado, o, la razón que más me convence: La mamá de Caperucita lo había convertido en lonjas de jamón para los sándwiches que llevaba la condenada mocosa de rojo en la canasta, después de todo se dice que todos los cuentos de hadas existen en el mismo universo. Es por este motivo, que la madre porcina tuvo que hacer de madre y padre a la vez (con poco o nulo éxito como podemos ver)
Sigamos, entonces, con las pruebas de la inocencia del lobo. Luego de ser expulsado del bosque donde vivía a manos (y hacha) de un leñador mal guiado por las historias de una niña mitómana y una anciana con Alzhéimer, el Lobo consiguió un trabajo como Ingeniero Civil. Logró mucho éxito reconociendo malas estructuras y pésimos materiales de construcción. Usualmente, los profesionales públicos son considerados los malos de la película, pero ¿es acaso culpa del Lobo que la casa de paja y de palitos se derribarán por tan sólo estornudar cerca de ellas? Claro que no. Es culpa de los chanchos, en este caso de la escasa información acerca de materiales de construcción.
Es increíble que un funcionario tan profesional como el Lobo no haya podido entregar las multas correspondiente a los dos infractores a la seguridad en el hogar por construir “Predios Inhabitables”, pero más increíble es que el tercer hermano intente ocultar de la justicia a los informales marranos. ¿Entonces esto se consideraría otra falta grave? Depende del departamento legal de cada localidad, por lo que no podemos opinar mucho de esta tercera infracción, aunque el tono de sorna de su popular canción “Quién le teme al Lobo Feroz” sí es bastante insultante y condenable. Nuevamente la culpable es la madre por no inculcar valores de respeto al prójimo.
La eficiencia fue la perdición de Lobo, con tal de entregar las multas y respectivos citatorios, con el fin de no perder su trabajo y poder pagar el cuartucho de hotel en el que se vio obligado a residir por culpa de Caperucita Roja.. Cuando intentó dejar los respectivos sobres por la chimenea, ya que la puerta estaba bloqueada, los infractores pusieron a hervir agua, donde el pobre y abnegado lobo cayó, siendo víctima de otra tanda de la burlona canción de los puercos. Muchas versiones dicen que el Lobo no sobrevivió, otros dicen que nunca encontraron rastro de él pues no había avisado en dónde estaría. Otras más tenebrosas, relatan como los chanchos devoraron al pobre Lobo que cayó por la chimenea, lo cual me deja pensando el por qué dicen que Santa Claus no existe. De seguro los residentes de esa casa de ladrillos comen todo lo que cae por la chimenea.
La desaparición del lobo deja muchas interrogantes, algunas sin respuesta, pero divagando y adivinando, sólo se llega a una conclusión: La culpa de todo es de la Madre de Caperuza que mató al padre de los chanchos, evitando que les enseñe labores de construcción responsable. Esa culpa se vuelve mayor al ver tremenda hija que tiene la Sra. Roja. Pero qué se puede esperar de una señora que deja a su pobre madre en el medio de un bosque viviendo sola (tacaña, ni para la casa de reposo quiso dar), permite que su hija de 11 años viaje sola por el mismo bosque con una canasta llena de sándwiches, y prefiere quedarse en casa a organizar un paseo familiar. Si alguien puede dar mayor información acerca de esta psicópata que se hace llamar madre abnegada no duden en comunicarse. Pido que no intenten detenerla pues es peligrosa y nadie sabe cómo pueda reaccionar.
BYE.